יום חמישי, 28 בינואר 2016

Itró, aliah de viernes, Iesod en la semana

Itró, aliah de viernes, Iesód en la semana. Shemot-Ex. 20,12: "Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Hashém tu E-lokím te da".
El pacto conyugal, tal enseña la primera mishnáh del tratado de Kidushín, es sellado con dinero (representado por el anillo), con un documento (la "ketuváh" del pacto nupcial), y con la "venida" ("biAh") del hombre a su mujer, la unión en los hechos de los miembros de la pareja que serán a una carne, tras haber abandonado los hogares de sus padres. Así rige también para la unión conyugal del Creador con los hijos de Israel (en tanto pioneros de la creación toda), que se celebrará con dinero (representado en el haber salido Israel de Mitsráim con abundantes riquezas), y llegarán entonces hasta el "monte Sinái" ("hár sinái" = 335) para recibir la Toráh que representa un documento de contrato nupcial en que la novia es consagrada al "rey de reyes de los reyes" ("mélej maljéi hamlajím"); y a la culminación del acto, la unión en la venida del pueblo a su tierra, a una vida de apego y unión a perpetuidad. Tal, al menos, el plan. El "evento del monte Sinái" ("ma'amád har sinái" = 489) es un punto de inflexión: Hashém hablará (Bereshit-Gen. 20,8) "y llamará a todos sus siervos" ("vaikrá lejól 'avadáv"), a cada quien en integridad, (Devarim-Deut. 5,16) "en la ocasión esa" ("ba'ét hahí"); (Bereshit-Gen. 39,14) "y clamaré en gran voz" ("vaEkrá bekól gadól") frente a la revelación portentosa (Tehilim 39,13) "como todos mis ancestros" ("kejól Avotái") que (Jer. 12,7) "abandoné" ("'azávti") y me encamino a recuperar. (Shemot-Ex. 13,14) "Y será cuando te preguntará tu hijo" ("vehaiáh ki ishAljá binjá") y demandará de tí que debías saber (Bereshit-Gen. 31,27) "y no me dijiste" ("veló higádta lí"), (Jos. 4,7) "y serán las piedras éstas para evocación-recuerdo" ("vehaiú haAvaním haEleh lezikarón"), las tablas del pacto (o "de la ley"), (Sam.2 17,3) "y haré retornar a todo el pueblo" ("vaAshívah kól ha'ám"), y tu alma (Shemot-Ex. 13,13) "rescatarás-salvarás" ("tifdéh"). (Nej. 8,6) "Y responderán todo el pueblo: Amén y Amén" ("vaia'anú kól ha'ám Amén veAmén").
La vida sobre las faces de la tierra radican en la continuidad de la transmisión moral de generación en generación. Honra "a tu padre y a tu madre" ("Et Avíja veEt Iméja" = 902), (Bereshit-Gen. 8,17) "y fructificarán y abundarán sobre la tierra" ("ufarú verabú 'al haArets"), tu padre y tu madre desde tu honor, y de la raíz de ellos vendrán (Jer. 40,7) "hombres y mujeres y niños" ("Anashím venashím vatáf") que tomarán en sus manos el legado, para erigirse sobre lo ya edificado, para enmendar lo dañado, para incluir a todas las generaciones pasadas en el proceso dulce de su redención. 
Por tanto, "honra a tu padre y a tu madre" ("kabéd Et Avíja veEt Iméja" = 928), en el secreto de (Bereshit-Gen. 1,6) "sea cielo dentro de las aguas" ("iehí rakí'a betój hamáim"), esté presente el firmamento en el flujo de la vida sobre la tierra, transparéntese en los caminos de tu vida que la vitalidad física que recibes de las aguas sólo en el firmamento se origina; (Bamidbar-Num. 20,8) "y les extraerás aguas de la roca" ("vehotséTa lahém máim min haséla'"), (Bamidbar-Num. 16,18) "y pondrán sobre ellas fuego" ("vaitnú 'aleihém Esh"). (Sam.1 10,9) "Y vendrán todas las señales éstas" ("vaiavóU kól haOtót haEleh").  (Bereshit-Gen. 22,3) "Y se levantará Avrahám en la mañana" ("vaiashkém Avrahám babóker"), (Jue. 15,19) "y retornará su espíritu" ("vatashov rujó"), porque tiene parte y parcela contigo. La honra al padre y la madre es una derivación directa de la honra a Hashém; no hay temor de Hashém donde la honra a padres y maestros y ancestros hasta el final de las generaciones no se halla, donde no hay conciencia del peso de todo lo ya hecho, que indefectiblemente ha sido hecho para tí,. En simetría perfecta, la honra a los padres capacita y habilita para el temor numinoso y reverencial a Hashém, al que Hashém responderá: (Ez. 39,29) "y no ocultaré más mis rostros" ("veló Astír 'ód panái"), que la inmanencia y la subyacencia de Hashém en todo resultará sensible por siempre a quien así se prepare a merecerlo, que es decir: a soportarlo.


De acuerdo a la medida de la conexión del hombre a sus raíces, es la conexión de su tierra (su hogar, su terrenalidad correcta) hacia él. "Para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Hashém tu E-lokím te da" ("lemá'an iaArijún iaméja 'al haAdamáh Ashér Hashém E-lokéja notén láj" = 1855); por mérito de tal fidelidad pudo levantarse Jizkiáhu [Reyes2 20,2] "y volvió su rostro a la pared, y oró a Hashém para decir-hacer"; por fuerza de dicha conexión nos es dado enrostrar al enemigo desconectado: [Is. 8,10] "Proponed vuestro consejo y será profanado, decid la palabra (de lo que pretendéis que ocurra) y no se levantará; pues con nosotros E-l (la deidad única)". [Bereshit-Gen. 22,8] "Y dirá Avrahám: E-lokím verá para sí el cabrito para la ofrenda de oláh, hijo mío; y caminarán-irán ambos juntos", generación tras generación con mayor pretensión y mayor fuerza, enmendando sobre lo que recibimos siguiendo a los ancestros-patriarcas, tal como enmendó Avrahám la cualidad-medida del Jésed-piedad, y sobre ella se levantó Itsják a enmendar la Guevuráh-rigor y así en adelante, también nosotros; (Jer. 19,8) "y pondré a la ciudad ésta" ("vesamtí Et ha'ír hazóT"), en que se regodea la conexión de todos los mundos, para honra y esplendor; y advendrá a Tsión el redentor.

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