יום שבת, 16 בינואר 2016

Beshalaj, aliah de domingo, Jesed en la semana

Beshaláj, aliah de domingo, Jésed en la semana. Shemot-Ex. 14,6: "Y alistará su carro, y a su pueblo tomó consigo".
Los hijos de Israel salieron de Mitsráim; así saldremos de todo Mitsráim cada generación y por fin nosotros. Detrás de ellos, Faraón y todo su pueblo, perplejos, exhaustos, ciegos de dolor frente a su incapacidad de comprender lo que ha venido sucediéndoles, intentando retomar la sensación de control sobre la realidad; nada resta de lo que fue antaño. Y aún, al momento de darse cuenta de que los hijos de Israel no tienen intención de retornar a Mitsráim a su situación servil, se endurece una vez más su corazón, y aún proyectan reconquistarlos a su servicio, con la fuerza que obra en sus manos, por caminos naturales frente a los caminos de Hashém. Y se levantó Faraón, "y alistará su carro, y a su pueblo tomó consigo" ("vaieEsór Et rijbó, veEt 'amó lakáj 'imó" = 1683) para perseguir a Israel. Faraón mismo sabe que el trabajo debe ser terminado, que [Is. 19,19] "en el día ese habrá un altar para Hashém dentro de la tierra de Mitsráim, y un monumento en su frontera para Hashém". Es muy tarde para él; ya no puede oir la voz que le ha repetido largamente: [Job 33,31] "atiende, enemigo, escúchame, calla y yo hablaré", porque te conviene escucharme. (Vaikra-Lev. 16,6) "Y acercó-sacrificó Aharón el toro del jatáT" (de la ofrenda que se realiza por el pecado cometido, "vehikrív Aharón Et pár hajatáT"), que es Mitsráim, a quien llamará el profeta (Jer. 46) ternera muy hermosa; porque ha caído la sentencia sobre ellos que (Bamidbar-Num. 18,1) "cargaréis el delito del templo sagrado" ("tisU Et 'avón hamikdásh"), la sacralidad de la vida que profanasteis, y ahora sólo (Tehilim 72,18) "Hashém, E-lokím, el E-lokím de Israel, hace maravillas solo consigo" ("Hashém E-lokím E-lokéi israEl 'oséh niflaOt levadó"), él es quien lidia con vosotros. Y yo desperté a la realidad de su unicidad, de que no hay más que El, y grité y clamé hacia El por redención, (Cantar 2,10) "y me dijo: levántate, mi compañera, mi bella" ("veAmár lí kúmi láj ra'aiatí iafatí"); tú, que estás llamada a ser la realización de la Maljut-reinado del Creador sobre la creación, que has pasado toda esta peripecia para tornarte hábil de mí, levántate ahora, tú que eres como la luna y estuviste en la oscuridad de la aflicción y el dolor, y ha llegado tu oportunidad de (Ec. 11,7) "ver el sol" ("lirOt Et hashámesh"), de ver de modo revelado la fuerza de divinidad, de llenar tus recipientes, tus arterias, con luz superior, con la que estarás llamada en toda tu belleza a iluminar desde ahora al mundo, y conducirlo hacia una conciencia nueva de redención.

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