יום חמישי, 21 בינואר 2016

Beshalaj, aliah de viernes, Iesod en la semana

Beshaláj, aliah de viernes, Iesód en la semana. Shemot-Ex. 16,19: "Y dirá Moshéh a ellos: Hombre (alguno) no deje de él hasta la mañana".
No sólo que Hashém es la fuente de sustento del hombre: El da al hombre para cubrir cuanto necesita. No hay forzosamente una simetría perfecta entre lo que anhele o pida y lo que reciba el hombre; puesto que lo que desea pedirá, y lo que corresponde a su circunstancia recibirá. Y es sabido que a veces dará Hashém a uno el sustento de otro, para que aquél se incline y pida, y su amigo obtenga el mérito de la tsedakáh que acudió a sus manos. Y quien sabe que así son las cosas, ¿cómo guardará de hoy para mañana, como refutando el milagro constante en sus manos? De hecho, lo que hoy viene a tus manos, a hoy está destinado; y mañana con ayuda de Hashém recibirás lo que el día de mañana demanda. Esta introducción nos ayudará a comprender la enorme importancia de "el man-maná de cada día en su día", que el pan que desciende del firmamento es para el día presente, y sólo la seguridad firme y el apego al Creador te lo ameritan. "Y dirá Moshéh a ellos" ("vaióMer moshéh Alehém" = 678), justamente Moshéh el siervo de Hashém, que se empeña en traer la conciencia del pueblo hasta la fe salvadora: (Sam.1 9,19) "y comisteis conmigo hoy" ("vaAjaltém 'imí haióm"), en cada día, siempre con Moshéh, con el nivel de fe fiel de Moshéh, con bendición y con gratitud (Bereshit-Gen. 7,5) "como todo lo que le ordenó" ("kejól Ashér tsiváhu") E-lokím.
La condición fáctica para la continuidad del man-maná es que "hombre (alguno) no deje de él hasta la mañana" ("Ish Al iotér miménu 'ad bóker" = 1470), no sea que ahorre de él por incertidumbre, ni que desperdicie siquiera la más mínima miga; porque el amor debe traducirse en confianza, y el objeto de esta prueba es (Devarim-Deut. 13,4) "saber si vosotros amáis a Hashém vuestro E-lokím" ("ladá'at haieshjém Ohavím Et Hashém E-lokeijém"). Y todos somos sabios, todos entendemos... es obvio que hombre alguno "no dejará de él" ("Al iotér miménu" = 783), siendo que [Tehilim 22,6] "a tí gritaron y fueron salvos, en tí confiaron y no se avergonzaron", y el corazón del hombre pide el Creador, hasta el punto en que si quiere él ofrecer la ofrenda más esmerada y no obra en su poder con qué pagar por ella, (Bereshit-Gen. 22,8) "E-lokím verá por sí el cabrito para oláh" ("E-lokím irEh ló haséh le'oláh") y vendrá a sus manos por algún camino. Y no hay elevación ni mérito en aquéllos (Job 3,15) "que llenan sus casas de plata" ("hamemalIm bateihém kásef"), sino en quien (Daniel 11,36) "hablará maravillas" ("idabér niflaOt") desde una conciencia natural de la verdad que está grabada en su corazón, y que halla expresión en su levantarse (Zac. 1,10) "para andar en la tierra" ("lehithaléj baArets"), (Job 3,30) "para devolver el alma" ("lehashív nafshó") de todo quien anhela verdad con amor, a quienes está prometido: (Vaikra-Lev. 26,24) "E iré aún yo con vosotros" ("vehalajtí Af Aní 'imajém").
El man-maná desciende en la mañana. Cuando el man-maná desciende, se constituye frente a tus ojos, tú crees, no tienes problemas de fe. El desafío es llegar a la noche, y cuando se pone oscuro, aferrarte en el conocimiento de la luz y no debilitarte en tu seguridad y tu certeza, y entonces, no dejar man-maná "hasta la mañana" ("'ad bóker" = 376) por si faltase mañana, por si mañana no se reeditase el milagro como cada día. Y quien triunfe y venza a su mal instinto, y a la hora de la oscuridad se aferre a la luz y abunde en tsedakáh-caridad con lo que no necesita ya mismo, (Bamidbar-Num. 25,12) "shalóm" habrá en su parcela.

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