יום שלישי, 12 בינואר 2016

Bó, aliah de miércoles, Netsaj en la semana

Bó, aliah de miércoles, Nétsaj en la semana. Shemot-Ex. 12,11: "Y así lo comeréis: vuestras caderas ajustadas con cinturón, vuestros zapatos en vuestros pies, y vuestro cayado en vuestra mano; y lo comeréis con prisa. Pésaj es para Hashém".
Si Hashém te salva, no vaciles, no te demores siquiera un instante: la oportunidad propicia dura lo que un pestañeo, y debes valorar de modo justo la ocasión y alistarte a ser redimido. Que no pida el hombre tiempo para prepararse, ocuparse de sus asuntos, organizar su equipaje: también para la redención, igual que para la muerte (valga la insondable diferencia entre ambas), se salta en un sólo paso, presto y valiente.
Ultima vuelta de la llave de redención que hay en tu mano, dentro de la cerradura: el cordero, el ídolo principal en el culto de Mitsráim, será retenido en cautiverio en cada casa de los hijos de Israel, hasta el momento preciso en que será sacrificado en ofrenda a Hashém, y de su sangre señalaremos los marcos de las puertas, y de su carne comeremos. "Y así lo comeréis: vuestras caderas ajustadas con cinturón, vuestros zapatos en vuestros pies, y vuestro cayado en vuestra mano; y lo comeréis con prisa. Pésaj es para Hashém" -nuestro verso entero, con valor 3846-. Tras este acto simbólico presuroso, adquirirán los hijos de Israel acceso a un salto de conciencia, a apegarse a Hashém para siempre, como cuando era ShmuEl aún bebé, y se preparó toda la familia a subir a elevar ofrendas en el templo de Shilóh, [Sam.1 1,22] "y Janáh no subió, pues le dijo a su hombre: hasta que sea destetado el niño, y (entonces) lo traeré, y veremos las faces de Hashém; y morará allí para siempre". Porque dijo Hashém a Mitsráim: (Ez. 35,12) "Oí todos tus improperios que dijiste acerca de las montañas de Israel" ("shamá'ti Et kól naAtsotéja Ashér Amárta 'al haréi israEl"), acerca de los patriarcas sagrados que son comparados a montañas; y contradiré tus palabras, pues por mérito de ellos será salva su descendencia, y tú y todo lo tuyo os perderéis.
De modo que ofrendaremos el Pésaj a Hashém, "y así lo comeréis" ("vekájah toJlú Otó" = 915), con prestancia y disciplina, como aconsejó Shlomóh: [Prov. 6,6] "Vé a la hormiga, haragán; ve sus caminos, y adquiere sabiduría", aludiendo al secreto poderoso de una sociedad en la que todos son mutuamente solidarios, y cada individuo particular produce bien desde su rol específico para la vida de la colectividad. Porque demorar la gueUláh-redención cuando está abierto su camino para tí, es comportarnos (Ec. 9,12) "como peces que se aferran a la trampa mala" ("kedaguím sheneEjazím bametsudáh ra'áh"), que temen con miedos bajos, y se niegan a abandonar la casa que se eleva en llamas o el barco que se hunde. Y un gran regalo dará Hashém a todo Israel (Jos. 20,9) "y al prosélito-converso que reside entre ellos" ("velaguér hagár betojám"), (Bereshit-Gen. 8,9) "y la traerá hacia sí, hacia la palabra-arca" ("vaiabé Otáh Eláv El hateváh"), hacia la palabra que se dice, porque la sagrada Toráh erigirá dentro del hombre (Nej. 10,40) "la morada de nuestro E-lokím" ("Et béit E-lokéinu") -que no (Job 8,2) "torcerá el juicio" ("ie'avét mishpát") jamás-, y ella le servirá de fuente de entendimiento recto, (Prov. 4,22) "y para toda su carne, medicina" ("ulejól besaró marpé"). Pues en toda casa en que resida el Jasíd-piadoso que lleva la Toráh, la verdad, en su corazón, (Ester 5,1) "en la casa de la realeza" ("bevéit hamaljút") vivirá. Y así, por medio de comer el cordero sacrificado, por medio de la acción mágica que nos libera de toda servidumbre ya a hombres o ídolos, (Tehilim 36,7) "hombre y animal salvarás, Hashém" ("Adám ubehemáh toshí'a Hashém").
El sacrificio de Pésaj, el tan emocionante punto de inflexión en la vida de la nación y de cada quien en ella, no lo comemos a modo de reyes, sino de soldados bien dispuestos a la orden del rey: "vuestras caderas ajustadas con cinturón, vuestros zapatos en vuestros pies, y vuestro cayado en vuestra mano; y lo comeréis con prisa" ("motneijém jagurím na'aleijém beragleijém umakeljém beiadjém veAjaltém Otó bejipazón" = 2715), y pronto verás cómo tu acto de fidelidad te producirá grandes salvaciones frente a quien te persigue para tu mal, [Tehilim 27,2] "al acercarse sobre mí malhechores a comer mi carne, mis opresores y enemigos: ellós fracasaron, y cayeron". [Mal. 3,4] "Y fue agradable a Hashém la ofrenda de Iehudáh y Ierushaláim, como en los días del mundo y como los años primeros".
Pues "Pésaj es para Hashém" ("pésaj hú laHashém" = 216) para despertar en tí (Shemot-Ex. 32,18) "vigor-rigor" ("guevuráh") (Crón.2 35,22) "de la boca de E-lokím" ("mepí E-lokím", del nombre sagrado que rige sobre la guevuráh y sobre el juicio-dín), (Ezra 7,28) "por estar la mano de Hashém mi E-lokím sobre mí" ("keiád Hashém E-lokái 'alái"), y lo más importante es que adquiera para sí el hombre (Ez. 30,33) "irAh" (el temor alto y bueno, reverencial ante Hashém, que llevará al hombre a prevenirse de toda transgresión del orden divino), y endulzará su camino (Vaikra-Lev. 24,12) "de acuerdo a la boca-palabra de Hashém" ("'al pí Hashém", del nombre sagrado que rige sobre el Jésed-piedad, la entrega, el amor); porque (Ec. 1,2) "aliento de alientos, todo es aliento" ("hével havalím hakól hável"), ésto es: que todo el bien inmenso está en potencia, sutil como el aliento de la boca del hombre, hasta que tome éste sus herramientas y salga (Bereshit-Gen. 13,3) "a sus travesías" ("lemasa'áv") en el camino de Hashém cuya sustancia es la tsedakáh y el juicio justo, que le traerá (Bereshit-Gen. 32,1) "a su lugar" ("limkomó") digno y destinado para él; y le bendecirá Hashém (Tehilim 22,9) "porque (está) deseoso de él" ("ki jaféts bó"), de cuanto él y su camino representan, y del ejemplo que ofrece para facilitar la redención del mundo todo.





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