יום שבת, 6 ביוני 2015

Shlaj lejá, aliah de domingo, Jesed en la semana

Shlaj lejá, aliah de domingo, Jesed en la semana. Bamidbar-Num. 13,20: "Y qué la tierra, si gorda es o si flaca, si hay en ella árbol o no hay; y os fortaleceréis, y tomaréis del fruto de la tierra. Y los días, días de primicias de la vid".
Moshéh envía a los líderes de las tribus de Israel a visitar la tierra prometida, a probar "¿y qué la tierra?, si gorda es o si flaca, si hay en ella árbol o no hay; y os fortaleceréis, y tomaréis del fruto de la tierra. Y los días, días de primicias de la vid" -nuestro verso entero, con valor 4353-; ante todo, comprobar que la tierra es exactamente como les fue descripta por Hashém (a modo de confirmación de la fe, en el estadio de hajnaáh-sumisión que abre la enmienda-tikún), y entonces tomar fuerza, distinguirse de la debilidad, deleitarse en la fe, para alcanzar la situación que les habilitará a tomar del fruto de la tierra, la situación de voluntad-deseo que hace de motor para la acción y endulza la conciencia ya enmendada. Pues [Jer. 9,22] "así dijo Hashém: no se alabará el sabio por su sabiduría, y no se alabará el vigoroso por su fuerza; no se alabará el rico en su riqueza", pues todo proviene de E-l; [Miq. 5,6] "y será el remanente de Iaakóv, en el seno de pueblos muchos, como rocío de parte de Hashém, como gotas de lluvia sobre pasto que no pondrá su esperanza en hombre, y no anhelará (la acción) de los hijos del hombre": que la bendición que se posará sobre Israel para despertar su redención se prolongará sólo de la conexión limpia y poderosa del corazón del hombre al corazón de los cielos, y será como el rocío y la lluvia, que la expectativa de la hierba de recibirlos no se ajusta a lo que haga el hombre, sino que sólo de lo más Alto sabrán que depende.
Moshéh pretende anteponer la sanación a la enfermedad. En verdad, no hay qué revisar, no hay necesidad alguna de comprobar si la tierra es buena y fértil y demás; sabemos que es tierra buena para el asentamiento de los hombres, la tierra que se estira como la piel del ciervo para acoger a todos sus pobladores, tierra que mana leche y miel. Toda la cuestión y el desafío consiste en tensar un hilo entre la locación cognitiva nuestra, portadores de la Toráh en el desierto, y el objeto de toda nuestra peripecia; como lo explica Ionatán ben Uziel, "que establezcan (en un acto simbólico) (su) tenencia de la tierra", en un acto de conexión recíproca con ella; y entonces podrán Israel fácilmente acceder a sus frutos.
Tal como sabremos a continuación, Amalék (cuya misión es instilar duda, envenenar nuestra certeza) les espera en el camino, en la tierra del Néguev. A su respecto, la instrucción es "y os fortalecereis" ("vehitjazaktém" = 966), o sea "volver en teshuváh" ("lajazór bitshuváh"). Y explica el Rambá"m-Maimónides que no sólo de los pecados-profanaciones activos hay que volver en teshuváh, sino que también (Mishnéh Toráh, Halajót de Teshuváh, cap. 4,3) "del enojo, y del rencor, y de la envidia, y de la competencia desleal, y de la burla, y de la persecución del dinero y el honor, y de la compulsión a las comidas, y demás: de todo (ello) hay que retornar en teshuváh -hasta aquí sus palabras. Y agrega, explicando la intención del profeta Irmiáhu-Jeremías en las Lamentaciones 3,39 (ahí, cap. 5,4): y volvió y dijo: provisto que nuestra libertad-decisión está en nuestras manos, porque no decreta Hashém que sea el hombre bueno u malo, y de conciencia plena cometimos cuanto malo hicimos, nos corresponde y nos es digno retornar en teshuváh y abandonar nuestro mal, (con conciencia de que) la determinación-autoridad está ahora en nuestras manos -hasta aquí sus palabras. Y no abrir puerta alguna a la duda, al miedo, a la debilidad, pues sólo con fe plena nos habilitaremos a alcanzar la tierra prometida, cuyo cometido y conexión con nosotros es de índole espiritual. Y por tanto, luego de que tomemos fuerza en la teshuváh desde la conciencia de Toráh, "y tomaréis del fruto de la tierra" ("ulekajtém miprí haArets" = 1210), que representa al conjunto de los niveles de codificación de la toráh llamados "peshát, rémez, drásh, sód" (el literal, el insinuado u entrelíneas, el exigido u metafórico, el secreto), los cuatro niveles en el camino de la sabiduría cuyas iniciales conforman la palabra "pardés" (del que se funda el paradisos griego, el prado de la sabiduría), que conducen a toda la sabiduría y toda la comprensión necesarios para edificarnos en nuestra tierra a la luz de la Toráh. Y como dijo el Ariza"l (Pórtico de las Reencarnaciones, introducción 17): Y es que hay en la Toráh 4 escalones representados por la palabra pardé"s (...); y quien logra descender a la profundidad de los cuatro, arriba a la culminación de todos los ascensos, y sobre él está dicho (que Hashém, de modo revelado) (Is. 64,3) hará, a quien le espera (a quien espera a que El haga) -hasta aquí sus palabras.
A los espías no es útil el remedio preventivo de Moshéh, para nuestra pena. Y el remedio continúa a nuestro alcance y arbitrio también hoy, cuando tan difícil parece sostenernos en nuestra tierra (en todos los niveles de sentido del término), cuidar de nuestras fronteras (ídem), preservar nuestra identidad en fe que rectifica y enmienda, y actuar hacia un estado de redención plena con alegría. Y hé, el camino real, a nuestra disposición: tomar fuerza para actuar materialmente de la teshuváh (del arrepentimiento respecto de cuanto hemos errado, y de la voluntad proactiva de enmendar cuanto hayamos dañado hacia tras, y rectificar el camino que recorremos hacia delante), y entonces, ya no tomar sino que apenas recibir los frutos de la tierra, desde la base del pardé"s todo: la sabiduría y la ley inexorable, manifiestas en nosotros; grabadas en nuestra existencia.


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