יום שלישי, 30 ביוני 2015

Balák, aliah de miércoles, Netsaj en la semana

Balák, aliah de miércoles, Netsaj en la semana. Bamidbar-Num. 23,8: "¿Qué maldeciré-dañaré que no maldijo-dañó E-l, y qué furia (despertaré) que no enfureció Hashém?"
Bilám está en problemas: por un lado, tiene una oportunidad de enriquecerse y ganar honor y majestad de parte de Balák rey de Moáv, a condición de que maldiga de modo eficaz a Israel. Del otro, sabe que sólo lo que Hashém ponga en su boca podrá decir. Y aún se explica a sí mismo: "¿qué maldeciré-dañaré que no maldijo-dañó E-l, y qué furia (despertaré) que no enfureció Hashém?" -nuestro verso entero, con valor 660-. Tanto el nombre E-l (Alef lamed), que alude a la cualidad del Jesed-piedad divino, y también el nombre Hashém (iod-hei-vav-hei), de la raíz de la Bináh-entendimiento, se erigen en condición y obstáculo a su capacidad de incidir: [Tehilim 56,11] "En E-lokím alabaré davár (palabra-cosa-acción), en Hashém alabaré davár", que alabaremos a Hashém tanto por los juicios rigurosos (bajo la égida del nombre E-lokím) como por las manifestaciones de piedad y amor (bajo la égida del nombre Hashém), desde la conciencia plena de que todo es para bien, de que todo es ya bien; e incluso cuando nos quebramos bajo el peso del yugo por un instante, (Sam.2 22,7) "cuando me es estrecho-opresivo clamaré a Hashém" ("batsár lí Ekrá Hashém"). Una manifestación de sumisión completa frente al que te crea, y allí está la sustancia de la victoria; pues ¿quién es el fuerte-poderoso? El que conquista su instinto (al decir de Ben Zomá en la mishnáh).
Y así también en particular, "¿qué maldeciré-dañaré que no maldijo-dañó E-l?  ("máh Ekóv ló kaváh E-l" = 317), pues todos (Bereshit-Gen. 50,18) "henos para tí (a) siervos" ("hinénu lejá la'avadím") aún si contra nuestra voluntad, como una expresión de "resignación" ("ieUsh", tal como aparece numerosas veces en la guemará y en la jasidút) y decepción absoluta respecto de la individualidad desconectada del colectivo, y de hecho, (Devarim-Deut. 10,10) "también en la ocasión ésta no se avino Hashém" ("gám bafá'am hahú ló Aváh Hashém") a conceder su mal deseo de hacer mal para el provecho de su bienestar individual torcido, (Jue. 4,23) "y sojuzgó E-lokím en el día ese" ("vaiajná' E-lokím baióm hahú") a todos los malvados al tomar a Bilám por metáfora, sobre todo lo que (Shemot-Ex. 14,10) "ofrendó" ("hikrív") para pedir (Sam.1 17,23) "como las cosas éstas" ("kadvarím haEleh") malas para Hashém y malas para el mundo; y Hashém envió (Bereshit-Gen. 32,4) "ángeles ante él" ("malAjím lefanáv"), que vigilan que no diga sino lo que Hashém ponga en su boca. Y como la continuación de las palabras de Ben Zomá en la mishnáh (Avót 4,1): "¿Cuál es el sabio? El que aprende de todo hombre" ("Eizehu jajám haloméd mikól Adám"), que vuelve para sí a su prójimo en metáfora y espejo de sí mismo.
Y aún se preguntará: "¿y qué furia (despertaré) que no enfureció Hashém?" ("umáh Ez'ám ló za'ám Hashém" = 343), que refleja el proceso todo. Pues todo opera en términos de (Bereshit-Gen. 1,3) "y dirá E-lokím" ("vaióMer E-lokím"), y entonces (Tehilim 133,1) "he cuán bueno y cuán agradable" ("hinéh máh tóv umáh na'ím"): que los malvados no tienen manos sino apenas potencias, y el modo en que éstas se manifiesten en acción lo determinamos nosotros con las opciones propias que tomamos en la vida, ya para el éxito de sus malvados propósitos (no lo quiera Hashém), ya para someterles al bien, conducirles en provecho del amor, para bien nuestro y de nuestro mundo todos los días.


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