יום שלישי, 23 ביוני 2015

Jukat, aliah de miércoles, Netsaj en la semana

Jukat, aliah de miércoles, Netsaj en la semana. Bamidbar-Num. 20,15: "Y descenderán nuestros ancestros a Mitsráim, y nos asentaremos en Mitsráim días muchos, y nos harán mal Mitsráim y a nuestros ancestros".
Moshéh envía delegados al rey de Edóm, a solicitar autorización para que los hijos de Israel pasen a través de su tierra en su camino hacia la tierra de Israel; y es interesante hurgar en la profundidad de las palabras que les mandó decir, donde nos deja enseñanzas para nuestro propio camino. "Y descenderán nuestros ancestros a Mitsráim" ("vaierdú Avotéinu mitsráimah" = 1080), con un valor numérico ahíto de indicadores para nosotros: 1080 partes hay en cada hora (ver Ramba"m, Zmaním, Halajót de la consagración del mes, cap. 10), cada una de dichas partes propicia a una potencia distinta; pues descender a Mitsráim significa someternos a las leyes y fuerzas de la naturaleza, ponernos bajo la égida de las limitaciones resultantes de que el milagro de la vida ya no ocurrirá de modo revelado sino oculto a nuestros ojos, y demandará sabiduría y entendimiento volver a iluminar el punto de conexión que se habrá debilitado. Mitsráim sale de la raíz hebrea tsár-angosto, tsaráh-desgracia, aludiendo al abandono de las herramientas celestiales, divinas, que se iluminan y se hacen disponibles en y desde la tierra de Israel, y la sumisión a las herramientas limitadas del mundo denso bajo la bóveda celeste. No nos asombrará halar que (Crón.2 20,9) "y gritaremos a tí desde nuestra desgracia (estado de opresión)" ("vaniz'ák Eléja mitsaraténu") resulte la respuesta primera e inmediata de nosotros al momento de la caída. Desde lo Alto, la reacción es clara: si somos meritorios de recibirlo, he que (Is. 66,1) "los cielos son mi asiento y la tierra el apoyo de mis pies" ("hashamáim kisI vehaArets hadóm raglái"), dirá E-lokím, y la redención de todas las ataduras se acerca todo tiempo que haya en vuestras manos herramientas-recipientes idóneos para recibirla, pues no hay límite a la acción de Sus manos, como si fuera. No obstante, hay también provecho y finalidad al descenso: [Tehilim 117,1] "Alabad a Hashém todos los pueblos, ensalzadle todas las naciones", pues en tanto el pueblo de Israel torne la referencia del Creador del undo habitual en boca de los hombres, la redención se realizará para consagrar en sus manos el nombre de todo lo sagrado en el mundo.
En aras de la misión, "y nos asentaremos en Mitsráim días muchos" ("vaneshév bemitsráim iamím rabím" = 1092), para declarar ante Mitsráim que [Tehilim 36,8] "cuán cara es tu piedad, E-lokím, y los hijos del hombre a la sombra de tus alas se cobijarán", pues no hay piedad más imponente y poderosa que la que mana justamente de la cualidad del juicio y el rigor representada en el nombre E-lokím, que se manifiesta en apenas sombra de alas por revelación; y sólo quien cuenta ya con mérito legado por sus ancestros o actos de consagración propia verdaderos, podrá contar con su ser uno (Ester 6,7) "que el rey está deseoso de darle honor" ("Ashér hamélej jaféts beikaró") y se arriesgará a permanecer en Mitsráim para cumplir la misión que le fue encomendada, para erigir focos de influencia del bien allí, incluso días muchos.
Muchos se levantaron y se levantan aún, opresores de la luz de Israel desde fuera y desde dentro nuestro, que en cada generación y generación se paran sobre nosotros para aniquilarnos. "Y nos harán mal Mitsráim, y a nuestros ancestros" ("vaiaré'ú lánu mitsráim velaAvotéinu" = 1263), y todo quien abunda en "relatar acerca de la salida de Mitsráim" ("lesapér beietsiAt mitsráim", cual evocamos en la Hagadáh de Pésaj), es digno de alabanza. Debemos evocar en cada generación, despertar en cada hombre, y en nuestra propia conciencia a cada instante, que todo está en manos de lo Alto salvo nuestro temor de lo Alto, que nos guiará a una teshuváh completa; y lo ue has sido hasta justo un instante antes de ingresar al camino de teshuváh no determina nada respecto del presente ni del futuro, en tanto [Amos 3,8] "el león rugió, ¿quién no temerá?. Hashém E-lokím habló: ¿quién no profetizará?". Un desafío fuerte y asombroso en nuestras manos, para superar en los hechos la fácil interpretación para mal del acontecer, siquiera iniciar el camino de endulzamiento de las sentencias rigurosas desde el núcleo mismo de su sentido, y propiciar una era nueva en la que todo, realmente todo, es comprendido por nosotros sólo para bien.
Porque teníamos un tikún-enmienda que producir, "y descenderán nuestros ancestros a Mitsráim, y nos asentaremos en Mitsráim días muchos, y nos harán mal Mitsráim y a nuestros ancestros" -nuestro verso entero, con valor 3345-, mas [Tehilim 106,7] "nuestros ancestros en Mitsráim no entendieron rectamente tus maravillas, no recordaron-evocaron la abundancia de tus actos de piedad, y se rebelaron contra el mar en el Mar Rojo". [Shemot-Ex. 14,4] "Y endurecí el corazón de Faraón, y pesiguió tras ellos; y pondré peso aplastante en Faraón y en toda su milicia, y sabrán Mitsráim que yo soy Hashém, y harán así"; y todo a la postre en aras de que conozcan Israel a Hashém, [Nej. 9,2] "y se distinguirán la descendencia de Israel de todos los hijos de (cultos) extraños, y se pararán, y confesarán sus pecados y las profanaciones de sus ancestros", en una acción de teshuváh, de rectificación hacia delante y atrás proactiva, capaz de endulzar el destino de la creación toda. [Shemot-Ex. 23,25] "Y rendiréis culto a Hashém vuestro E-lokím, y bendecirá tu pan y tus aguas, y extirparé la enfermedad de tu seno (de dentro de tí)". Para que vean y teman (por conciencia de la verdad) todos los pueblos del mundo, y no volverán a profanar con alevosía, para hacer que se pose la redención toda ella shalóm sobre el mundo entero.


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