יום רביעי, 17 ביוני 2015

Koraj, aliah de jueves, Hod en la semana

Koraj, aliah de jueves, Hod en la semana. Bamidbar-Num. 17,20: "Y será el hombre que elegiré, su cayado florecerá; y aliviaré de sobre mí las protestas de los hijos de Israel que ellos reclaman de vosotros".
El conflicto por el liderazgo y el sacerdocio se acerca a su resolución, en apariencia; tras la crisis desencadenada por Kóraj y los suyos, y la protesta del pueblo aterrado, y la peste, y el incienso, habríamos esperado que ya estuviera todo claro; mas aún, al decir del Or Hajaím, a los ojos del pueblo ha lugar siempre a que elija Hashém a cualquiera de las otras tribus o familias para su oficio sagrado, y por ello ordenó la prueba de los cayados -hasta aquí sus palabras. A revelar la sustancia del líder del pueblo-nación (y la sustancia del recto liderazgo íntimo en el seno de cada quien), nos conducirá la lectura entrelíneas del verso decisivo. 
Moshéh recibe la orden de colectar un cayado por cada tribu, y escribir sobre cada cayado el nombre de quien encabeza una de las tribus, y el nombre Aharón sobre el cayado correspondiente a la tribu de Leví. Y entonces, nuestro verso: "Y será el hombre que elegiré, su cayado florecerá; y aliviaré de sobre mí las protestas de los hijos de Israel que ellos reclaman de vosotros". ¿Por qué justamente el florecer del cayado servirá de señal determinante? Recuerda aquí rabí Iaakóv Baal Hatúrim las palabras del midrash (Bamidbar Raba 18,23) en relación al rey mashíaj, que en sus días florecerá un tsadík-justo, y explica que en días del mashíaj retornará el sacerdocio, y florecerá el cayado de Aharón -hasta aquí sus palabras. Cualidad-identidad de mashíaj estamos buscando.
¿Qué es lo primero que sabemos a su respecto? El es "que (le) elegiré" ("Ashér Evjár bó" = 720), es diez veces el valor de la palabra (Bereshit-Gen. 24,12) "piedad-amor" ("jésed" = 72), diez manifestaciones de Jésed en las diez sefirót de su existencia, que propician también la acción de teshuváh desde la cualidad de Hod (gratitud, reconocimiento, reverberación) de Moshéh, tal como está escrito dos veces (Shemot-Ex. 5,22 y 32,31) "y retornará Moshéh a Hashém" ("vaiashov moshéh El Hashém"), que volverá en teshuváh ante El. Y con todo ello, el enigma encerrado en la expresión "que le elegiré" hallará aún resolución en su valor numérico, como está escrito: (Vaikra-Lev. 21,1) "dí a los cohaním-sacerdotes hijos de Aharón" ("Emór El hacohaním bnéi Aharón"): ellos son los sacerdotes. Declaración clara, a modo de hajnaáh-asunción-sumisión en el tikún-enmienda necesario, en general y en particular.
Y entonces la señal, la etapa de havdaláh-distinción-discriminación en su modo más espléndidamente bello: ese hombre, elegido de Hashém único y singular en su generación, oh maravillo: "su cayado florecerá" ("matéhu ifráj" = 358), él es quien (Devarim-Deut. 34,9) "está lleno de espíritu de sabiduría" ("malé rúaj jojmáh"), él es el digno de ser (Sam.1 24,6) ¡"mashíaj"!. Tal como claramente pedimos, de inmediato recibimos.
"Y aliviaré de sobre mí" ("vahashikotí me'alái" = 891), pedirá Hashém (ver Rashbá"m, que lo explica desde Ester 7,10 en términos de ablandamiento y reconciliación), para recordarte que siempre es posible retornar en teshuváh y enmendar, hasta el punto en que acciones futuras retribuyen méritos en retroactividad para la redención en presente; dice el midrásh que por mérito de que diremos en el monte Sinái (Shemot-Ex. 24,7) "haremos y atenderemos" ("na'aséh venishmá'"), obtenemos en presente todo el proceso de "la salida de Mitsráim" ("ietsiAt mitsráim"), que por mérito de lo tardío alcanzamos lo temprano; y en reflejo de los dos, que se rodean recíprocamente de continuo, llamará el profeta a Israel dos veces seguidas (Is. 51,17) "¡despierta!" ("hit'orerí"), que será recuperado también en reiteración en la composición Lejáh Dodí de rabí Shlomóh Alkabéts (que entonamos cada viernes por la noche) en su párrafo consagrado a enmendar el tifEret-esplendor: pues viene tu luz levántate, luz mía.
Hay una situación que te traba, que debe terminarse y desaparecer de tu realidad. El liderazgo (la dirección y el sentido de la vida) debe ser claro. Hashém pide descargar de sobre sí, como si fuera, las "protestas de los hijos de Israel que ellos reclaman" ("tlunót bnéi israEl Ashér hém maliním" = 2205) pues [Jue. 17,6 y 21,25] "en los días esos no hay rey en Israel: (cada) hombre, lo recto a sus ojos hará". Y los ojos son traviesos y conducen a fiarse de apariencias a quien no ha enmendado su corazón, y lo torcido se disfrazará de rectitud fácilmente para él.
La etapa de hamtakáh-endulzamiento hace un ruido enorme: "y aliviaré de sobre mí las protestas de los hijos de Israel que ellos reclaman de vosotros" ("vahashikotí me'alái Et tlunót bnéi israEl Ashér hém maliním 'aleijém" = 3667); por tanto, sal tú [Zac. 1,3] "y les dirás, así dijo Hashém de los ejércitos: volved a mí, palabra de Hashém de los ejércitos, y volveré a vosotros, dijo Hashém de los ejércitos". Todo es pasible de rectificación y enmienda aún por medio de la teshuváh.
En nuestro verso, elige Hashém al hombre que oficiará de mashíaj para el pueblo, y le atribuye incluso una misión específica y detallada. Nuestro verso entero tiene valor 5087, y frente a él, otro verso pone la piedra fundamental del Templo, al decir de Iaakóv: [Bereshit-Gen. 28,22] "y la piedra ésta que he puesto por monumento será morada de E-lokím; y todo lo que des a mí, diezmar diezmaré para tí". Lo que hay en mis manos es sólo una piedra, ni siquiera verdaderamente un corazón capaz de comprender, sólo una piedra; mas desde ya la consagraré para que sea morada de Hashém, y así me haré merecedor de un corazón de carne, de que la shejináh (la presencia revelada de Hashém) more dentro de mí. "Y todo lo que des a mí, diezmar diezmaré para tí" ("vekól Ashér titén lí 'asér A'asrénu láj" = 2694); y entonces, [Tehilim 130,2] "Hashém oye mi voz; sean tus oídos atentos a la voz de mis ruegos", porque no veo en mi poder propiedad sino conducto, y dos veces diezmaré (quitaré diezmo de lo que llega a mis manos) para la sacralidad del shalóm, desde la conciencia clara de que sólo de Hashém recibo, y como dice la guemará (Taanít 9a): diezma para que te enriquezcas (diezmo -ma'asér- y riqueza -'osher- comparten idéntica raíz: 'ain-shin-reish); y cuando te enriquezcas diezmarás nuevamente y más y te enriquecerás y diezmarás; y la riqueza verdaderamente tuya no es esa material que resta en tus manos físicas tras que quitaste diezmo y lo ofrendaste, sino justamente esa riqueza espiritual que por tu diezmo se hizo tuya para siempre. Allanado ante tí,  el camino para descubrir, afuera y adentro, el verdadero rostro del mashíaj, y poner la piedra fundamental para la construcción del templo.


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