יום חמישי, 25 ביוני 2015

Jukát, aliah de viernes, Iesod en la semana

Jukát, aliah de viernes, Iesod en la semana. Bamidbar-Num. 21,17: "Entonces cantará Israel el canto éste, sobre-acerca el pozo de agua le respondieron".
Estamos a las postrimerías del año número cuarenta de nuestra depuración en el desierto, de esos traslados y viajes que se corresponden a la peripecia del alma en este mundo rumbo a alcanzar la tierra prometida, la tierra de Israel, tierra de asiento para los hijos del hombre, tierra que alienta el espíritu que sopla como el viento, dotando de vida a cuanto se posa en ella.
Entonces "cantará Israel" ("iashír israEl" = 1061) (Tehilim 120,1) "el canto de las elevaciones-peldaños" ("shír hama'alót"). El canto de Israel que se funde en su tierra (el canto del alma que se funde en su cuerpo) se dibuja a modo de peldaños, a modo de escalera a cuyo recorrido la bendición de lo Alto descenderá hasta nosotros en los sones de la canción, en los sones de la expresión más sublime del habla humana, que eleva plegaria desde la alegría y el corazón ahíto de puro bien. Canto de asombro, de gratitud, y también canto que se estira para alcanzar. Cantaremos "(a) el canto éste" ("Et hashiráh hazóT" = 1334), que abre el conducto para elevarnos en las palabras que pedimos (Shemot-Ex. 33,13) "y ahora, si he hallado gracia a tus ojos" ("ve'atáh Im ná matsáTi jén be'einéja"), por cuanto hemos logrado enmendar nuestra visión del mundo y del prójimo, hasta haber adquirido conciencia de que no hay nadie ni nada malo en nuestras vidas, (Tehilim 37,10) "y reflexionaste acerca de su lugar, y no está" ("vehitbonánta 'al mekomó veEinénu"). Y hay en qué apoyarnos para esperar que justamente la visión del Creador sobre nosotros refleje cuanto en nosotros mismos endulzamos. 
¿Cuál es la sustancia buena de esta canción, en que respondemos al Creador por la bendición del pozo de aguas que manan que nos acompañó de lugar en lugar por cuarenta años? "Sobre-acerca del pozo de agua le respondieron" ("'aléi beEr 'enu láh" = 474), en la rectificación del (Bamidbar-Num. 24,16) "conocimiento vital" ("dá'at") que conecta entre la mente y el mundo de los límites y las cualidades y las medidas, entre el alma y el cuerpo, que conecta al pensamiento con el habla y la acción. Pues así se conducirá (Shemot-Ex. 9,25) "el árbol del campo" ("'éts hasadéh") que es el hombre (como se explicita en Devarim-Deut. 20,19), que se nutre (Bereshit-Gen. 27,28) "del rocío de los cielos" ("mitál hashamáim"), de esos cielos a los que se dirigirá muy pronto Moshéh en su canto singular, que abrirá llamando (Devarim-Deut. 32,1) "atended (prestad oído) los cielos" ("haAzínu hashamáim") desde la certeza de (Sam.2 19,43) "que cerca está el rey de-hacia mí" ("ki karóv hamélej Elái"), y desde la dáat enmendada me elevaré hacia El justamente (Sam.2 22,11) "sobre alas de viento-espíritu" ("'al kanféi rúaj") que sopla; y toda la información nueva necesaria para descifrar la nueva realidad nacida de nuestro caminar hacia el shalóm, hacia la constitución del templo interior y exterior a nosotros, todo se dispone a nuestro alcance en una conexión prodigiosa: (Reyes2 21,10) "y hablará Hashém, en mano de sus siervos los profetas" ("vaidabér Hashém beiád 'avadáv haneviIm"); y cuando Hashém E-lokím hable, ¿quién no profetizará?
El canto de todo lo creado se dibuja en un molde que retorna sobre sí mismo hacia la interioridad del hombre que es el mundo, desde su forma cósmica hasta la partícula más infinitesimal que limita entre la materia y el espíritu, y en cada vuelta y cada vez se le suma una nueva dimensión a cuyo largo desplazarse y mudar, cada vez de acuerdo a una conciencia más dulce y perfecta, apta para una realidad capaz de más luz superior, más luminosa en los hechos. "Entonces cantará Israel el canto éste, sobre-acerca el pozo de agua le respondieron" -nuestro verso entero, con valor 2877-, y el canto fluye en expresión y traducción al mundo de la acción al cumplirse desde él lo que demanda el escrito: (Devarim-Deut. 17,19) "cuidar todos los dichos-hechos de la Toráh ésta, y las leyes éstas" ("lishmór Et kól divréi hatoráh hazóT veEt hajukím haEleh"). Así se construye la escala, el canto de las ascensiones, dispuesto siempre a ser cantado por Israel y enseñado y contagiado, dispuesto a ser hecho por todo quien ama la vida.


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