יום חמישי, 28 באפריל 2016

Kedoshím, aliah de lunes, Guevuráh en la semana

Kedoshím, aliah de lunes, Guevuráh en la semana. Vaikra-Lev. 19,15: "No haréis iniquidad en el juicio; no cargarás el rostro del indigente ni adornarás el rostro del grande; con justicia juzgarás a tu prójimo".
El tikún-enmienda de la justicia es como el del alma individual, en tres etapas claramente identificables (siguiendo las pistas del Baal Shem Tov) y al alcance de todos: Hajnaáh-sumisión, Havdaláh-distinción, Hamtakáh-endulzamiento. Para comenzar, el fundamento que te alejará de todo mal: "no haréis iniquidad en el juicio" ("ló ta'asú 'ável bamishpát" = 1344), pues la fuerza no está ciertamente en vuestras manos y la rueda gira todo el tiempo, y sólo Hashém, (Devarim-Deut. 6,12) "que te sacó de la tierra de Mitsráim" ("Ashér hotsiAjá meErets mitsráim") y te preparó para que conduzcas al mundo hacia su enmienda, El [Is. 40,29] "da al cansado fuerza, y al impotente abundará vigor"; y todo juicio que hagas sobre la faz de la tierra será en sí mismo un llamado a E-lokím como diciendo [Tehilim 35,23] "despierta y vigila a mi juicio, mi E-lokím y mi amo, (atiende) a mi litigio"; y si no hallare en vosotros trampa o defecto, (Bereshit-Gen. 26,3) "y cumpliré el juramento" ("vehakimotí Et hashvu'áh"), (Jer. 27,22) "y los elevaré y los asentaré" ("vehe'elitím vehashivotím") en la tierra del ciervo (Erets hatsví, por ser una tierra que se estira para albergar a todos sus pobladores, como la piel del ciervo se estira a mucho más que su tamaño), en la tierra de Israel, y todo el pueblo (Is. 35,10) "júbilo y alegría alcanzarán" ("sasón vesimjáh iasígu"). Todo va detrás del inicio, que es apartarte del mal, evitar al extremo la iniquidad, para que en la próxima etapa comience a forjarse la justicia.
En la etapa de la havdaláh-distinción, tenemos un caso muy especial. En general, es necesario distinguir, discriminar; es inevitable separar entre las especies e identificarlas, para llegar a endulzar el conjunto. Mas la labor de hacer justicia requiere, por el contrario, identificar todos los modos y las vías a cuyo través tenderás a hacer distingos improcedentes, para anularlos y evitarlos siempre: "no cargarás el rostro del indigente ni adornarás el rostro del grande" ("ló tisá pnéi dál veló tehedár pnéi gadól" = 1735), tal como los explica Rash"i: No cargarás el rostro del indigente, (...) que no te dirás que es pobre y que, a la postre, el rico debe sostenerlo (...). Y no adornarás el rostro del grande, que no te dirás que él es rico e hijo de personas importantes y entonces cómo le avergonzarás (...) -hasta aquí Rash"i. Pues podría suceder que estén los jueces frente a los litigantes, (Bereshit-Gen. 42,35) "y verán los atados de sus dineros" (verbigracia, sus billeteras; "veraU Et tsrorót kaspeihém") o sus penas o cualquier otro factor, e inclinarán el juicio, y será infamia ("'ável"), que es abominación ("to'eváh") a ojos de Hashém.  Y sólo hombres pequeños e impíos procederán así, de esos que van caminando libres por el desierto y se lamentan por todo lo bueno de (Devarim-Deut. 9,28) "la tierra de la que nos sacaste" ("haArets Ashér hotseTánu mishám"), mientras con milagros y portentos enormes los conducirá Hashém (Devarim-Deut. 31,23) "hacia la tierra que les juré" ("El haArets Ashér nishbá'ti lahém"); y ellos sólo deben distinguir en sus corazones (Vaikra-Lev. 27,14) "entre bien y mal, tal como lo valorará el sacerdote" ("béin tóv ubéin rá' kaAshér ia'aríj Otó hacohén"), el tsadík-justo, el hombre de E-lokím; y entonces (Jer. 34,17) "convocar a la libertad cada hombre a su hermano y cada hombre a su prójimo" ("likró drór Ish leAjív veIsh lere'éhu") y garantizar tsedakáh -dádiva misericordiosa- y juicio justo. Y al final, quien tuerce el juicio, quien esparce el mal en el mundo, reconocerá que [Tehilim 102,5] "fue azotado como la hierba y se secó mi corazón, pues olvidé comer mi pan", o sea el alimento justo y correcto para mi corazón, el que lo vigoriza y rectifica y da en él entendimiento. Y aquél cuyo corazón se debilitó porque olvidó comer su pan, diríjase a las palabras de Rabi Iehoshúa ben Levi (Talmud Babli, Eruvin 54a): (quien) siente (dolor o debilidad, en cualquier órgano, o incluso) en todo su cuerpo, se ocupará en la Toráh (a modo de remedio), pues está escrito: (Prov. 4,22) y a toda su carne (a todo su cuerpo) es remedio -hasta aquí.
Las dos primeras etapas, redactadas en plural, hacia el colectivo todo, tienen por objeto que siempre, bajo toda circunstancia, sólo "con justicia juzgarás a tu prójimo" ("betsédek tishpót 'amitéja" = 1525), y en ello el endulzamiento; pues a la postre (Prov. 22,2) "el rico y el pobre se encuentran" ("'ashír varásh nifgáshu"), provisto que [Tehilim 103,19] "Hashém en los cielos dispuso su trono, y su reinado en todo gobierna", y siempre [Tehilim 121,2] "mi ayuda (proviene) de donde Hashém, que hace el firmamento y la tierra". Y la justicia y la verdad te serán caras hasta que [Tehilim 119,54] "(cual) Cantos fueron para mí tus leyes, en la casa de mis residencias", que la verdad me es tan íntima y preciada al punto que en cada lugar en que viví, bajo cada circunstancia, nunca debí forzarme a estudiar y realizar tu Toráh, sino que siempre fue desde el amor y la alegría, como quien canta y danza, se deleita en la morada de Hashém; y su alma se ha enmendado, (Vaikra-Lev. 14,9) "y lavará su carne en aguas, y será puro" ("verajáts Et besaró bamáim vetahér"), y es apto para el liderazgo y el juicio, para ser uno de los pioneros de la redención, (Jos. 3,14) "que cargan el Arón-tabernáculo del pacto delante del pueblo" ("nosEi haArón habrít lifnéi ha'ám").


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