Ajarei mót, aliah de miércoles, Nétsaj en la semana. Vaikra-Lev. 17,2: "Habla a Aharón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y les dirás: ésta es la palabra que ordenó Hashém para hacer".
La enmienda del colectivo, de la congregación (la sociedad, la nación), para que se consume sin fallos ni manchas, debe concatenarse a lo largo de una línea de mando correcta. Hashém hablará a Moshéh, para ordenarle: "Habla a Aharón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y les dirás: ésta es la palabra que ordenó Hashém para hacer" -nuestro verso entero, con valor 3143-. Y desde allí, los niveles de mando lo serán también de responsabilidad solidaria, pues de acuerdo al camino que indique el oficial, se gestará el camino que recorrerá su soldado. Como una madre que se preocupa y se siente responsable de sus hijos, así el líder, el rey, el conductor, se preocupará por sus iniciandos, por la congregación que conduce. Pues [Jer. 31,14] "así dijo Hashém: Una voz fue oída en la altura, llanto y lloro amargo; Raquel llora por sus hijos, rehúsa ser consolada acerca de sus hijos, porque no están", porque parece como si (no lo permita Hashém) hubiérase apagado su luz; y se levantará el sacerdote a expiar, y el rey a rectificar la injusticia, y el rabi a extraer enseñanza y trazar cercos, y entonarán para elevarse y ser aceptados ante el amo de todo: [Tehilim 123,1] "canto de las gradas: a tí elevé mis ojos, el que se asienta en el firmamento"; y tras muchos desvíos y exilios y rectificaciones y enmiendas, la verdad a la postre brillará, [Devarim-Deut. 13,12] "y todo Israel atenderán y se llenarán de temor, y no volverán a hacer como este mal en tu seno". Y prometida está la retribución desde lo Alto a la fe íntegra, al fortalecerse el hombre y ser recto a todo precio, a su empeño en tomar fuerza de cada caída y levantarse otra vez. [Job 42,15] "y no había mujeres hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre parcela entre sus hermanos". La belleza y la justicia valiente se encontraron.
La enmienda del colectivo, de la congregación (la sociedad, la nación), para que se consume sin fallos ni manchas, debe concatenarse a lo largo de una línea de mando correcta. Hashém hablará a Moshéh, para ordenarle: "Habla a Aharón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y les dirás: ésta es la palabra que ordenó Hashém para hacer" -nuestro verso entero, con valor 3143-. Y desde allí, los niveles de mando lo serán también de responsabilidad solidaria, pues de acuerdo al camino que indique el oficial, se gestará el camino que recorrerá su soldado. Como una madre que se preocupa y se siente responsable de sus hijos, así el líder, el rey, el conductor, se preocupará por sus iniciandos, por la congregación que conduce. Pues [Jer. 31,14] "así dijo Hashém: Una voz fue oída en la altura, llanto y lloro amargo; Raquel llora por sus hijos, rehúsa ser consolada acerca de sus hijos, porque no están", porque parece como si (no lo permita Hashém) hubiérase apagado su luz; y se levantará el sacerdote a expiar, y el rey a rectificar la injusticia, y el rabi a extraer enseñanza y trazar cercos, y entonarán para elevarse y ser aceptados ante el amo de todo: [Tehilim 123,1] "canto de las gradas: a tí elevé mis ojos, el que se asienta en el firmamento"; y tras muchos desvíos y exilios y rectificaciones y enmiendas, la verdad a la postre brillará, [Devarim-Deut. 13,12] "y todo Israel atenderán y se llenarán de temor, y no volverán a hacer como este mal en tu seno". Y prometida está la retribución desde lo Alto a la fe íntegra, al fortalecerse el hombre y ser recto a todo precio, a su empeño en tomar fuerza de cada caída y levantarse otra vez. [Job 42,15] "y no había mujeres hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre parcela entre sus hermanos". La belleza y la justicia valiente se encontraron.
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