יום ראשון, 16 במאי 2021

día 49 del 'omer, ¡Maljut de Maljut!

día 49 del 'omer, ¡Maljut de Maljut!, lo que hace real a lo real, lo que constituye a la onda más ínfima que se esconde tras la última partícula imaginable de la creación (la escala de valores de Avót 6,5-6 se realiza en nuestro camino). En el capítulo 2 mishnah 9 de Pirkei Avót, consultó rabán Iojanán a sus discípulos cuál es el camino recto a que debe apegarse el hombre. La respuesta de Rabí El'azár obtuvo el aplomo de su maestro: "buen corazón". Hallamos otra vez al "buen corazón", "lev tov", sintetizando la enmienda del Jesed de Netsaj (día 22 del 'omer) en nuestra mishnah. Tengo la impresión de que, en esencia, el tikún que nos hará aptos de recibir la Torah y adquirir la más alta libertad se apoya en que logremos convertir el corazón anquilosado y petrificado en un corazón de carne, un corazón sensible que se emociona y late de veras, tal como si naciéramos de nuevo; un "lev tov", cuyo valor numérico es 49 como los días del 'omer que hemos contado; misión intermedia en sí mismo.

Nuestra mishnah nos guió, a lo largo de la enmienda de la Maljut la última semana, a rectificar toda nuestra relación entre la sabiduría y el mundo que nos rodea. Todo dicho camino se reúne en su propuesta para hoy: el buen corazón se revela en la cualidad de aquél que "dice las cosas en nombre de quien las dijo antes", cita al autor de sus dichos: el más recto, quien honra lo que gozó de recibir y lo transmite renovado para incidir con bien en su entorno; y no para su propia honra, sino que da testimonio en sus palabras de toda la cadena de la sabiduría que se trate desde su revelación al hombre; así, destaca las luces de enmienda, las luces cósmicas, sobre el fondo de cuanto está contaminado de oscuridad, y se torna capaz de endulzar en luces buenas el conjunto todo. Como cita aquí rav Kehati de Kohelet Raba 2: "Si el discípulo no está habituado a decir lo aprendido citando al maestro que le enseñó, en el futuro olvidará su Torah"; y por ello, acostumbran los sabios citar incluso varios niveles de transmisión previa a su propio aprendizaje ("dijo rabi tal que dijo rabi cual en nombre de rabi fal que aprendió de rabi sal", etc.), buscando siempre que los dichos apegados a la verdad Divina revelada se eleven prístinos y perfectos de retorno hasta su fuente en la Binah (entendimiento, lugar del firmamento, madre cósmica de cuanto es).

Ya a los pies del monte Sinai, donde coronaremos con humildad feliz al Creador con el título de "rey de reyes de los reyes". Claro está, "har Sinai" (monte Sinai) y "mélej maljéi hamlajím" (rey de reyes de los reyes) comparten valor numérico 335: la conexión entre la majestad y el lugar, entre la Majestad y todo el lugar, y el salto cuántico hasta la conciencia de que no es "la realidad" lugar del Absoluto, sino que el Absoluto hace las veces de lugar a todo lo que es.

Por delante, un día entero para descargar todo resto posible de vanidad y soberbia, elevar todo lo que hemos resultado en ofrenda completa a lo Alto, conectar todo lo bueno a su origen en el Firmamento, y restar leves, alegres y plenos de temeroso respeto, listos a recibir mañana Luz infinita, sangre nueva, un alma para la cual hará de cuerpo el alma nuestra, y pasar a una conciencia nueva de redención.

Maljut de Maljut: Acerca de la cúspide del tikún de hoy, clama Hashém en la ultima estrofa de Lejah Dodi: Ven con Shalóm, corona de tu marido, con alegría y regocijo. Hora de volcar en la realidad sensible todo lo aprendido y dispuesto, listos a las nupcias eternas del alma; todos juntos luz, refejo amoroso y fiel de la Luz. ¡Mazal tov!

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