día 42 del 'omer, Maljút de Iesód (seguimos el orden de Pirkei Avot 6,6). Un día emocionante en la cuenta del 'omer; completamos las 42 estaciones del viaje; terminamos de alistar todos los conductos para nuestra influencia rectificada sobre cuanto hay, hacia dentro y hacia fuera. Listos a los últimos pasos que nos conducirán a los pies del Monte Sinai, la burocracia exige que declaremos de modo inequívoco que nuestro interior es perfectamente simétrico a nuestra expresión; que las vestimentas del alma (pensamiento, habla y acción) se corresponden en un alto nivel de precisión y detalle.
Por tanto... ¡cuán bellas y dulces las palabras de nuestra mishnah!, que nos empuja a adquirir hoy la cualidad de quien "se asienta su corazón en la Torah aprendida". El desafío es asentar el corazón, proveer de serenidad al pensamiento y la razón; y no por cualquier camino que imaginemos sino especialmente por medio de los contenidos de la Torah que adquirirmos con esfuerzo intelectual, exprimiendo la lógica, extrapolando un contenido u alcance desde otro,´aprendiendo de la regla general el caso particular, y de los casos particulares el sentido de la ley.
Te toca probar que tu Torah proveyó una forma y un discurso especiales y rectos a todos los niveles de tu existencia. Un desafío enorme, para abrir las puertas que conducen hacia la luz más dulce; y un día entero para abocarnos a lograrlo.
En la imagen, el "dolév", que crece en la tierra de Israel. el valor numérico 42 de su nombre lo sincroniza con nuestra cuenta de hoy.
Maljút de Iesód: La vocación de dar, de incidir, de fecundar, implica capacidad de recibir, de aceptar, de ser tierra fértil para la Luz que tú mismo proclamas (un casillero libre da lugar a que todas las fichas puedan ordenarse del modo que el tikún requiere). Y ese punto "débil" y oscuro no es sino donde la gran Revelación ha de manifestarse.
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