יום רביעי, 30 בספטמבר 2015

Vezót habrajáh, aliah de jueves, Hod en la semana

Vezót habrajáh, aliah de jueves, Hod en la semana. Devarim-Deut. 33,23: "Y a Naftalí dijo: Naftalí, satisfecho su deseo (u ahíto de deseo), y lleno de bendición de Hashém; mar y sur hereda".
Y es un tema de fácil comprensión. La revolución de la Toráh en el mundo se ajusta a la apertura de caminos que habilitan maravillas (desde la conciencia de que hay un único Legislador, y todos los poderes en su mano, y El se revela en una supervisión perfecta sobre todas sus creaturas); y a la rectificación del modo torcido en que los idólatras entienden la realidad. Y ésto se revela en Naftalí (cuyo nombre, según Rash"i en Bereshit 30,8 alude a la terquedad y consecuencia de Rajél, que no se rinde, e insiste sin vacilar hasta obtener su anhelo), que revisa el orden de las causas y las consecuencias en la conciencia del hombre. Ante todo, está "satisfecho su deseo" porque se cumple y recibe lo que pide, y está "ahíto de deseo", que hierve su alma de deseo intenso (ambas son traducciones legítimas del original "svá' ratsón"): lleno de deseo que le da coraje para emprender lo que resulte necesario sin temor, y tan íntimamente convencido de que todo es bien y para bien, que tóquele lo que le toque, él siempre estará satisfecho y en shalóm con lo suyo. Sólo desde esta conciencia inicial, puede elevarse a un estado de "lleno de bendición de Hashém", de esa bendición que inunda su espíritu gracias justamente a su voluntad siempre satisfecha (y no al revés, como erran muchos en imaginar); de la humildad que lo habilita a ser receptor de bien; de la rectificación de su voluntad de recibir, que acepta por propia finalidad el ejercicio de influencia buena en derredor. 
Y cuando estás lleno de bendición, entonces heredas o arribas a una nueva situación estable, que se apoya en "mar y sur" (como dice rabi Itsják en la guemará Baba Batra 25b: el que quiera hacerse sabio que vaya hacia el sur; y agrega rabi Iehoshúa ben Levi: en cualquier caso, que vaya hacia el sur, puesto que la sabiduría atrae también riqueza): una naturaleza nueva que podrás legar también a quienes te seguirán. Este es "Naftalí" = 570, cuya cualidad es (Bereshit-Gen. 16,3) "diez" ("'éser"), la plenitud que abre la (Bereshit-Gen. 22,17) "puerta" ("shá'ar", permutación de las letras de "'eser") hacia la (Sam.1 17,25) "riqueza" ("'ósher", permutación también de las mismas letras). Naftalí, acerca de quien se dirá que (Tehilim 72,7) "florecerá en sus días-mares el tsadík-justo" ("ifráj beiamáv tsadík"), en el mar de él, hacia el sur; a quien dirá Hashém (Bereshit-Gen. 6,21) "y tú, toma para tí" ("veAtáh káj lejá") y él agradecerá con inocencia y reconocerá en toda ocasión que (Ez. 40,1) "estuvo sobre mí la mano de Hashém" ("haitáh 'alái iad Hashém"). "Y a Naftalí dijo" ("ulenaftalí Amár" = 847) (Bereshit-Gen. 37,9) "¿qué pedirás?" ("máh tevakésh") y te será dado, por haberse obstinado en el bien, en el amor sin condición; [Prov. 3,4] "y halló gracia y buen entendimiento a ojos de E-lokím y (d)el hombre".
¿Y en torno a qué disfrutará de la gracia? "Naftalí, satisfecho su deseo" ("naftalí svá' ratsón" = 1288), él identifica de modo diáfano a la fuente de su buena suerte: [Tehilim 18,47] "Vive Hashém y bendita mi roca (mi origen y referencia, fijo e inamovible) y se elevará (en mí) el E-lokím de mi salvación". Y está lleno de visión, pues le fue ordenado (Jer. 26,12) "profetizar hacia esta casa-templo y hacia la ciudad ésta" ("lehinabé El habáit hazéh veEl ha'ír hazóT"), contemplar la belleza amable de Hashém, y no aceptar nada menos que la completitud desde el inicio; y él se regocijará en la labor de difundir y extender su bendición hacia (Zac. 6,5) "los cuatro vientos de los cielos" ("Arba' rujót hashamáim") para estirarla hasta (Crón.1 29,30) "todos los reinados de las tierras" ("kól mamlajót haAratsót"). Y sabrá extrapolar (utilizar lo que ve para entender lo que no), y advertirá feliz que el E-lokím habló, (Daniel 10,19) "y al hablar él conmigo, me fortalecí" ("ukedavró 'imí hitjazákti").
Por consiguiente, de modo natural, se hace merecedor de recibir "la bendición de Hashém" ("birkát Hashém" = 648), de percibir (Is. 61,7) "la alegría de" ("simját") todo lo que existe. "Y lleno de la bendición de Hashém" ("umalé birkát Hashém" = 725), desde la que [Bereshit-Gen. 26,13] "y crecerá el hombre y seguirá yendo y creciendo, hasta que creció mucho", hasta que se le hizo extraño y hasta ridículo ver (Devarim-Deut. 12,30) "cómo rendirán culto los pueblos éstos a sus dioses" ("Eijáh ia'avdú hagoím haEleh Et Eloheihém") que no tienen nada que ofrecer; porque su vida entera es (Devarim-Deut. 17,19) "temer reverencialmente a Hashém su E-lokím" ("lirAh Et Hashém E-lokáv"), (Devarim-Deut. 7,6) "para ser para El un pueblo especial-potente" ("lihiót ló le'ám sguláh"). A través suyo y de sus cualidades comprenderán por fin, (Jue. 20,23) "y subirán los hijos de Israel" ("veia'alú bnéi israEl") a enmendar y embellecer sus caminos, (Ez. 43,24) "y los elevarán en ofrenda íntegra a Hashém" ("vehe'elú Otám 'oláh laHashém").
Así, todo quien vaya por estos caminos así descritos heredará "mar y sur" ("iám vedaróm" = 306), o sea (Bereshit-Gen. 2,23) "mujer" ("Isháh"), complemento y ayuda frente a él que lo completa. Que "mar y sur hereda" ("iám vedaróm iaráshah" = 821); y "iaráshah"-hereda podría ser leído como "heredó" en femenino, aludiendo que en realidad la que hereda es la mujer, y él solamente por mérito de ella. (Bereshit-Gen. 2,24) "Y se apegará a su mujer" ("vedabák beIshtó") siempre, (Jos. 8,29) "hasta la ocasión del atardecer-agrado-garante" ("'ad 'et ha'érev"), hasta el final de su día, hasta el momento de la belleza amable y de la solidaridad más completa, hasta que (Cantar 3,10) "su interior es una continuidad de amor" ("tojó ratsúf Ahaváh"); y de ese amor se alimenta su hogar, y desde ese amor ilumina su hogar en derredor con luz amable.
Ser elegido por el Creador para bien no es algo inescrutable o que ocurra porque sí, sino que se apoya en que nos volvamos concientes y asumamos con amor que la belleza amable de Hashém incide y determina sobre nosotros, y entonces, la acción de nuestras manos lo determina, como si fuera, a El (que determinamos nosotros mismos qué influencia recibimos de lo Alto), para extender al hombre la luz especial reservada a todo quien (Devarim-Deut. 14,25) "que elija Hashém tu E-lokím a él" ("Ashér ivjár Hashém E-lokéja bó"), para bien tuyo y de cuanto tuyo, todos los días.


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