יום ראשון, 13 בספטמבר 2015

Vaiélej, aliah de martes, tifEret en la semana

Vaiélej, aliah de martes, tifEret en la semana. Devarim-Deut. 31,9: "Y escribió Moshéh a la Toráh ésta, y la entregó a los cohaním-sacerdotes hijos de Leví que portan el Tabernáculo del Pacto de Hashém, y a todos los ancianos de Israel".
Dos grupos, que se complementan entre sí, son dignos de ser designados guardianes de la Toráh, para conducir y juzgar con ella al pueblo: los sacerdotes, porque invierten gran esfuerzo en lo sagrado y trabajan duro en portar el tabernáculo, y todo su oficio les ajusta hasta en los mínimos detalles a la palabra de Hashém; y también los ancianos (zkením, y como explica el Ramba"m: aquéllos que adquirieron sabiduría) de razón asentada, que ofrecen con discernimiento buen consejo.
Moshéh escribió en un libro "a la Torah ésta" ("Et hatoráh hazóT" = 1430), de trenzas semánticas montadas en tobogán de analogía para enseñarlo todo acerca de todos los temas, acerca de todos los colectivos y todos los individuos: [Prov. 11,28] "El que confía en su riqueza, caerá; y como la hoja, los tsadikím-justos florecerán", para decir que la riqueza que se halla en manos del hombre es efímera y perecedera y sólo un tonto basará en ella la seguridad de su futuro, y por el contrario, un tsadík que hace justicia y actúa con bondad y da de sí en tsedakah, a la postre florecerá.
El libro lo deposita Moshéh en manos de los sacerdotes hijos de Leví, "que portan el Tabernáculo del Pacto de Hashém" ("hanosIm Et Arón brít Hashém" = 1702), que expían por Israel y por el mundo todo en su oficio del Templo, y prolongan hasta nuestro mundo amor de lo Alto por su ver en cada quien una chispa de divinidad, y su anhelar la reunificación de todas las chispas en la llamarada más feliz. [Bereshit-Gen. 2,18] "Y dijo-dirá Hashém E-lokím: no es bueno que esté el hombre solo consigo; le haré ayuda-complemento frente a él"; en este contexto, todo hombre será para él de ayuda, y de ayuda será él para todos. Y justamente por mérito del esfuerzo físico de los sacerdotes, se revelará desde lo Alto el conducto que proveerá (Jos. 24,17) "(a) las señales grandes éstas" ("Et haOtót hagdolót haEleh") y los milagros para cada necesidad, con que sólo se empeñe el hombre en hacer bien, (Is. 56,2) "y prevendrá a su mano de hacer todo mal" ("veshomér iadó me'asót kol rá'").
Y también a "todos los ancianos de Israel" ("kól ziknéi israEl" = 758) entregó Moshéh la Toráh que escribió, pues a través de ellos será que (Bereshit-Gen. 48,8) "y verá Israel" ("vaiáR israEl") y comprenderá y alentará fe, y hará (Vaikrá-Lev. 25,2) "shabát para Hashém" ("shabát laHashém") cada siete días para sí y cada siete años para la tierra sin miedo y con confianza plena, porque sabrá que (Jos. 19,50) "de acuerdo a Hashém le darán" ("'al pí Hashém natnú ló") al hombre todo lo que necesita, y no como resultado directo -u efecto simétrico- del esfuerzo que invierte en procurar su sustento por los caminos que parecen naturales. Y el anciano, el sabio que se conduce rectamente y hace juicio justo y abunda en tsedakáh (caridad que es justicia) en su mundo, (Prov. 11,27) "pedirá Voluntad-asentimiento" de lo Alto para todos sus hermanos, y así se posarán la bendición y el Shalóm (Zac. 12,1) "sobre Israel, palabra de Hashém" ("'al israEl neUm Hashém"), y desde el corazón de Israel, shalóm al mundo todo.




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