יום שלישי, 6 באוקטובר 2015

Nóaj, aliah de martes, tifEret en la semana

Nóaj, aliah de martes, tifEret en la semana. Bereshit-Gen. 7,18: "Y se fortalecerán las aguas y abundarán mucho sobre la tierra, e irá el arca sobre las faces de las aguas".
Otra vez, nos parece cual si tras las sombras de la peripecia de Nóaj y su teiváh-arca, se transparenta la de Moshéh y la teiváh-arca suya; ambos salvados en las aguas.
El mundo antiguo se quebró, "y se fortalecerán las aguas y abundarán mucho sobre la tierra, e irá el arca sobre las faces de las aguas" -el verso entero con valor 2190-, y de suyo, Nóaj el justo y su familia cimentarán el mundo nuevo, [Ez. 34,28] "y no serán más de escarnio para los pueblos, y la animalidad de la tierra no los devorará; y se asentarán seguros, y no hay quien los atemorice", sobre la tierra (Devarim-Deut. 7,1) "que tú vas a ella para heredarla" ("Ashér Atáh bá shámah lerishtáh") cuando las aguas desciendan, y un nuevo amanecer se haga propicio a la tierra. Porque el final de la maldad es que sus hacedores se pierdan, como le dirá el hombre lleno de fe al Creador: [Tehilim 109,28] "maldecirán ellos y Tú bendecirás; se irguieron y se secaron, y tu siervo será feliz". Y tal como de los filisteos ("plishtím" en hebreo, de la raíz de "polshím", invasores de lo ajeno), tal el destino de todos los invasores y ladrones de lo ajeno, de los que violan las fronteras del otro: (Sam.1 17,46) "y pondré el cadáver del campamento de los filisteos el día éste" ("venatatí péguer majanéh plishtím haióm hazéh") para atraer shalóm sobre la tierra.
Las aguas son, por naturaleza, expresión de Jésed-piedad. Las aguas sacian la sed del hombre y de la tierra por igual, vivifican y hacen brotar, limpian, purifican. Mas también en el mundo de la acción como en el del espíritu y las ideas, algo que se da fuera de su medida y de su ocasión justa, muda su condición entre los extremos de bendición y maldición; y aguas en cantidad exagerada al extremo traen inundación y devastación y perdición. "Y se fortalecerán las aguas y abundarán mucho sobre la tierra" ("vaigberú hamáim vairbú meOd 'al haArets" = 987), para destacar sobre los pobladores del arca que [Shemot-Ex. 13,4] "hoy vosotros salís, en el mes de la primavera"; y pese a la frustración y el luto por el mundo que no mereció ser salvado, se levantará el tsadík y dirá [Tehilim 109,30] "agradeceré a Hashém acentuadamente en mi boca, y en medio de los muchos le alabaré", [Tehilim 135,5] "porque yo supe que es grande Hashém, y nuestro Amo más que todas las deidades". Porque no hay tal cosa como que no cumpla Hashém su palabra, y el diluvio azotará a la tierra (Jer. 49,37) "hasta exterminarlos a ellos" ("'ad kalotí Otám") en uno, (Ez. 34,12) "y los salvaré a ellos" ("vehitsaltí Ethém") en el platillo otro de la balanza, para salvar la vida para los justos sagrados que (Is. 34,17) "la heredarán para cada generación y generación" ("iirshúha ledór vadór"), (Tehilim 68,4) "y se regocijarán en alegría" ("veiasísu besimjáh") en su apego (Nej. 8,3) "al libro de la Toráh" ("El séfer hatoráh"), a la ley de lo bueno y lo recto.
"Teiváh" (la palabra que traducimos por "arca") significa también palabra; cada palabra de la Toráh es llamada también "teiváh", arcas sobre las cuales navegan las palabras del Creador, las palabras que sostienen y vivifican a la creación. El diluvio anega a la tierra, "e irá el arca sobre las faces de las aguas" ("vateléj hateiváh 'al pnéi hamáim" = 1203) y dentro suyo, todos (Is. 56,6) "los apegados a Hashém para servirle" ("hanilvím laHashém leshartó"), a quienes invitó Hashém (Sam.2 3,13) "cuando vengas a ver mi rostro" ("beboAjá lirOt Et panái"), cuando deseéis retornar a mí (Jer. 35,15) "y no vayáis detrás de deidades otras (dioses inventados por los hombres) a rendirles culto" ("veAl teljú Ajaréi Elohím Ajerím le'ovdám"), habrá shalóm eterno (Ec. 1,13) "debajo del firmamento" ("tájat hashamáim").
Y shalóm como ese aún no hay. Y la acción de nuestras manos determina nuestra suerte, y la acción de nuestras manos determina la actitud de Hashém para con nosotros. Si no hacemos shalóm debajo del firmamento, tampoco de lo Alto lo recibiremos. Los dos que se salvan en la teiváh-arca que navega sobre las aguas, Nóaj y Moshéh, trajeron shalóm en sus tiempos, a través de un camino que incluyó grandes destrucción y dolor, que resultaron forzosos, inevitables.
Sea Su y nuestra voluntad, y sepamos actuar con inteligencia para endulzar mientras aún es posible; y se acabarán los pecados de la tierra y será que malvados ya no hay, no porque fueron exterminados en un día de juicio riguroso, sino porque se endulzaron y treparon todos juntos sobre las palabras-arcas sagradas en teshuváh, en solidaridad recíproca, en unión, a enmendar el reinado de los cielos sobre las faces de toda la tierra.

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