יום שלישי, 7 ביולי 2015

Pinjás, aliah de miércoles, Netsaj en la semana

Pinjás, aliah del miércoles, Netsaj en la semana. Bamidbar-Num. 27,15: "Y hablará Moshéh a Hashém para decir".
En toda la Torah, comenzando en el verso de Shemot-Ex. 6,10 y culminando en el de Bamidbar-Num. 35,9, hay 69 apariciones del verso que dice "Y hablará Hashém a Moshéh para decir" ("vaidabér Hashém El moshéh leEmór" = 895); sesenta y nueve veces en las que la cualidad de la Piedad-Amor divino (a la que corresponde el nombre iod-hei-vav-hei que pronunciamos "Hashém") se revela verbalmente a Moshéh. 69 veces 895 es 61.755, que es a su vez 345 -el valor de (Shemot-Ex. 2,10) "Moshéh"- veces 179 -el valor de (Ester 9,1) "venahafoj hú", "y se dará vuelta"-. Y entonces descubrimos la aparición número 70 del mismo verso sólo que con dos palabras cambiadas de lugar, en que Moshéh realmente da vuelta, intercambia roles pasando de receptor pasivo de la palabra de Hashém a quien habla ante El: "Y hablará Moshéh a Hashém para decir" (hay otros dos versos en el Tanáj, en Tehilim 59,16 y 115,53, que tienen valor 895, para completar el total de 72 -el valor de "Jesed", piedad- apariciones de este número en tanto valor de un verso completo).
Si el pueblo de Israel todo está destinado a servir de luz a todos los pueblos, no nos asombrará que el anuncio "Y hablará Moshéh" ("vaidabér moshéh" = 567) le ubique (Jer. 31,6) "a la cabeza de los pueblos" ("berósh hagoím"). El verbo de Moshéh opera en sintonía de Netsaj (victoria a perpetuidad) frente al pueblo de Israel, y se expande desde ahí en sintonía de Hod (reconocimiento, y expansión por medio del eco en la superficie de la tierra) hacia la creación toda, para enmendarla. Y así la continuación de nuestro verso, "a Hashém para decir" ("El Hashém leEmór" = 328), dice que su palabra se dirige a lo Alto (Tehilim 59,6) "para ordenar a todos los pueblos" ("lifkód kol hagoím") a lo bajo.
Aún así: ¿qué provoca que Moshéh se conduzca de pronto, una única vez en su vida, justo antes de su turno de abandonar este mundo, con esta suerte de atrevimiento en que parece equiparar sus palabras hacia Hashém a las que el Creador dirigirá a él? Moshéh habla "a Hashém para decir-hacer" (Bereshit-Gen. 24,9) "sobre el tema éste" ("'al hadavár hazeh"), sobre el tema que obviamente arde dentro suyo: viene a discutir acerca de la pertinencia y perentoriedad de su muerte, según nos dice el Or Hajaím hakadósh. (Devarím-Deut. 2,8 y más) "Y pasaremos" ("vena'avór), dice: que acaso hay todavía una oportunidad de endulzar la sentencia de modo que él, cuya alma abarca a todas las almas de Israel como está escrito acerca del mashíaj (y por consiguiente conjugará el verbo en primera persona del plural), pueda cruzar el Iardén-Jordán a la cabeza de los hijos de Israel e ingresarlos e iniciarlos en la tierra de su anhelo. Y no es con alegría que elige hablar, sino (Crónicas2 15,4) "en su pena" ("batsár ló"), puesto que es pastor y líder verdadero que no está preocupado por su destino sino por el futuro de su pueblo y rebaño, como se demostrará en lo que dirá a continuación, por si no fuera concedido su pedido, cuando exija de Hashém que nombre un líder como él para conducir al pueblo de Israel, y dirigirlo en la conquista y el asentamiento de la tierra.
De todos modos, hay aquí un aprendizaje maravilloso para todas las generaciones: quien se anula ante la Voluntad divina y se ofrenda a sí mismo para el bien colectivo, le está permitido manifestarse con esa suerte de atrevimiento irrespetuoso, como si fuera, ante Hashém desde el pensamiento sagrado, y pedir por sí como pidiendo para el bien común, desde que su vida particular es beneficiosa para la comunidad. Se podrá objetar y condicionar este permiso sólo para quien háyale hablado Hashém cara a cara, que es sólo el caso de Mosheh; y no obstante, provisto que en general entendemos que (Tehilim 90,17) la acción de nuestras manos rige sobre nosotros (da forma a nuestro destino) e incluso la acción de nuestras manos rige sobre El (que a la medida de lo que damos, así recibimos), por caminos de jasidút nos será permitido concluir que el despertar del hombre abre sin duda los conductos para atraer hacia sí una conciencia elevada de Hashém (gracias a una conciencia elevada de sí) para incidir en el tikún-enmienda del mundo; y nos está permitido intentarlo, y ser todo lo buenos de que somos capaces e imitar las cualidades del Creador en cada instante y acción; y aún todo está en manos de lo Alto.

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