"Los hijos de ReUbén y los hijos de Gad" ("bnéi reUbén uvnéi gád" = 396 = "'al haArets", "sobre la tierra") solicitan un tratamiento especial en cuanto a la ubicación de su lugar... sobre la tierra. Quieren establecerse en la tierra que acabamos de conquistar en la ribera oriental del río Iardén-Jordán (que nos aprestamos a cruzar para arribar a nuestra tierra, en su ribera occidental), que es especialmente apta y adecuada para el muy abundante ganado ovino y bovino que poseen. Mosheh recela; él sabe que sólo la unidad del pueblo atraerá éxito en la conquista y el asentamiento de la tierra de Israel. Y ellos prometen salir a la cabeza de las tropas en la guerra de conquista: sólo a sus mujeres y niños y al ganado acomodarán en el territorio que solicitan, y los hombres cruzarán a luchar por la heredad del pueblo todo. Y así se pronuncian: "No retornaremos a nuestros hogares" ("ló nashúv El batéinu"), en su valor 888, declara que aún si van a estar del otro lado del río Iardén, estarán recibiendo (Devarím-Deut. 18,1) "parte y heredad con Israel" ("jélek venajalah 'im israEl"), y son parte del sistema de solidaridad responsable mutua del pueblo todo.
Y, ¿hasta cuándo no retornarán a sus hogares? "hasta haberse asentado los hijos de Israel" ("'ad hitnajél bnei israEl"), cuyo valor 1170 nos remite a su comprensión de que (Crónicas2 25,8) "pues hay fuerza en E-lokím para ayudar y para hacer fracasar" ("ki iesh kóaj beE-lokím la'azór ulehajshíl"), y sólo en E-lokím (cuyo valor 86 es igual al de "hatéva'"="naturaleza" con la que se lo confunde) está verdaderamente la fuerza, como deja claro la halajah que nos indica poner kavanah, intención conciente en la propiedad de "dueño de todas las fuerzas" cuando pronunciamos el nombre E-lokím, y sobre la faz de la tierra se halla Israel, el valor 541 de cuyo nombre es el de "ba'al hakojót" ("dueño de las fuerzas") por dictamen de lo Alto, y por ello, dueño de las fuerzas no todas; y este control de las fuerzas por parte de Israel se habilitará únicamente cuando el puebo está unido y distinto, reino de sacerdotes y puebo sagrado, que recibe cuando en la unión de todas sus partes el nombre de Israel.
Hasta haberse asentado los hijos de Israel, "cada hombre su parcela" ("Ish najalató"), con valor 805 que señala las cualidades de una situación de plenitud en que "cada hombre su parcela" cultivará y hará crecer: es el sentido de (Tehilim 51,2) "a Bat-sheva" ("El bat-shava", que es decir "a la hija de 7"), en tanto Batshéva es metáfora de la Maljút-Reinado (el plano denso sensorial en que actuamos) que se desenvuelve desde la mente por camino de siete sefirót (desde Binah hasta Iesód) y por la fuerza de ellas alumbrará; con lo que "a Bat-shéva" señalará a todo Israel que enmienda la Maljút en su tierra (que es, en sí misma, también manifestación de Maljút), corona al Creador sobre todo lo que hay, y con ello trae a su cima la enmienda de la unión conyugal de la tierra y los cielos, por medio de asentarse en su tierra. "Cada hombre su parcela" señala que reinan el juicio justo y la justicia efectiva en la tierra, hasta el punto que cada quien tiene de verdad lo digno de él, lo que merece, y la justicia verdadera y el Shalóm, y cada quien, en la correspondencia maravillosa que experimenta en relación en su parcela, reconoce el Reino superior y vive en sintonía de "piedad con las creaturas" todas ellas ("jésed 'im habriót" = 805), y todos juntos, (Tehilim 145,21) "el Honor de tu Reinado dirán" ("kevód maljutjá ioméru"), porque el reino de los cielos, el gobierno de la Verdad, está revelado, y las conciencias individuales en sintonía con la conciencia global, tienden con enorme anhelo a un estado de redención.
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