יום חמישי, 3 ביולי 2014

Balák aliah del viernes, Iesod en la semana

Balák aliah del viernes, Iesod en la semana. Bamidbar-Num. 24,11 - palabras de Balák a Bil'ám: "Y ahora huye a tu lugar; dije que honrar te honraré, y he aquí que te impidió Hashém ser honrado".
Hay algo torcido, algo que no está del todo bien, en la frase "huye a tu lugar", y no importa quién se la diga a quién. Si vas a tu lugar, ¿por qué huir? Al lugar tuyo, de tí, se sube, se llega, se viene; sin duda, no "se huye" a él; salvo que seas alguien deleznable por naturaleza, como Bil'ám, o si simplemente no llegaste a darte cuenta de que tu lugar ("el terruño") te corresponde y lo mereces, y tú le correspondes a él que te merece, y sientes como si tuvieses que pedir permiso y perdón de todo el mundo por atreverte a abrir la puerta e ingresar a tu hogar. De algún modo, el hecho de que la orden "huye a tu lugar" ("bráj lejá El mekomjá") tenga el valor 978 del nombre de (Theodor) "Biniamín Zeév Hertzl", me recuerda el defecto de nacimiento observable en el sionismo laico, que en paz descanse. No dice "retornemos a nuestra tierra y produzcamos la gueUlah, la redención completa" sino que dice "huye hacia tu lugar", meramente antes de que se despierten e intenten atraparte. Y aún cuando sobre esa base construyeron un enorme edificio de táctica, la piedra fundamental sencillamente no es bella; y su fuerza sigue sirviendo a todo tipo de apetitos burdos de declamadores de grandezas, que actúan con pequeñez en provecho propio.
"Y ahora huye a tu lugar" agrega a lo ya dicho la urgencia: el momento de hacer lo que se requiere es específicamente "y ahora"  (ve'atáh). Hallaremos la utilidad de esta prestancia forzada en el valor 978 de toda la frase, que nos remite a (Melajím-Reyes 2 19,19) "Y sabrán todos los reinos de la tierra" ("veiad'ú kol mamlajót haArets"), y más precisamente a (Isaías 19,21) "Y conocerán Mitsráim a Hashém en ese día" ("veiad'ú mitsráim Et Hashém baióm hahú"). Una ocasión específica que resulta la más propicia para que el milagro tenga publicidad y difusión e incida en derredor y despierte corazones a la fe y la Teshuvah, es la oportunidad correcta para activar todo milagro revelado (u hacer una acción de efecto equivalente), que recibirá un enorme valor agregado por su efecto en el bien común.
"dije que honrar te honraré" vale 724. Por un lado, hace falta coraje y arrojo aplicados a la propia experiencia de lo sagrado para merecer dignamente el honor elevado, como se prueba con valor 724 en el mayor de los profetas (Shemót-Ex. 3,13): "Y dijo Mosheh al E-lokím". Y "honrar te honraré" ("kabéd Akabedjá"), dos voces de honor, una por (Shemót 11,5) "Y muere todo primogénito" ("umét kol bejór"), y otra por apenas después (Shemót 12,13) "Y saltearé sobre vosotros" ("upasájti 'alejém"), ambos 724 = (Mishlei-Prov. 16,7) "por ser voluntad de Hashém" ("birtsót Hashém").
Y entonces, la situación que vuelve todo el tiempo, generalmente a modo de falla, cuando su enmienda es tan sencilla, y asombra no ver casi quien la distinga. "y he aquí que te impidió Hashém ser honrado" ("vehinéh mena'ajá Hashém mikabód" = 344), te rescató Hashém de la honra que proviene de los deshonrosos, en un rescate asimilable al paso de "Sal del mal" (y una gran honra en sí misma, por ser Hashém quien te evita ser honrado por ellos); y entonces, con valor 344 también, (Devarim-Deut. 15,10) "te bendecirá Hashém tu E-lokím" ("iebarejejá Hashém E-lokéja", Hashém de la piedad toma las funciones del E-lokím del rigor, y todo es dulce), en el sentido de "y haz el Bien". Y la condición no funciona parcialmente ni de modo retroactivo: salir, desconectarte del mal, es condición para recibir verdadera y puramente Bien. El dibujo se repite y toma fuerza si nos elevamos del caso particular a una situación más general: "te impidió Hashém ser honrado" ("mena'ajá Hashém mikabód") vale 278, como (Tehilim 31,16) "Sálvame de manos de mis enemigos" ("hatsiléni miád Oivái") aún si estoy en sus manos, en el sentido de desconectarme del mal (puesto que no hay enemigo más peligroso que el instinto de mal que arde dentro mío), y entonces (Tehilim 119,124) "y Tus leyes enséñame" ("vejukéja lamdéni"), para hacer (Kohelet-Eclesiastés 7,26) "Bien ante el E-lokím" ("tov lifnéi haE-lokím"). "Bien ante el E-lokím", 261, precisamente, como (Bereshít 18,7) "Y se apresuró" ("vaimahér"), porque no hay nada más urgente que esta enmienda, como (Shemót 8,15) "Dedo de E-lokím es" ("Etsba' E-lokím hí"), señalándote el camino.

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