יום שישי, 25 ביולי 2014

Maasa'éi, aliah de shabat kodesh, Maljut en la semana

Maasa'éi, aliah de shabat kodesh, Maljut en la semana. Bamidbar-Num. 36,10: "Cual Ordenó Hashém a Mosheh, así hicieron las hijas de Tslofjád".
Ante todo (y al revés de lo que ocurre en general en toda la Torah), se apresura nuestro verso a declarar: todo fue hecho justo "cual Ordenó Hashém a Mosheh" ("kaAshér tsiváh Hashém Et mosheh"), que señala en su valor 1394 que él no es el único receptor de la orden, sino que también (Josué 8,21) "que ordenó a Iehoshú'a-Josué" ("Ashér tsiváh Et iehoshú'a"); y con el mismo valor, he aquí la sustancia de lo ordenado (Ez. 44,8): "La custodia sagrada para Mí" ("mishméret kodshí"). Parece que Hashém ordenó a Mosheh, que ordenó a Iehoshú'a (y de suyo, Iehoshú'a a los ancianos, y éstos a la Gran Kneset y así hasta nuestra generación b"H), y en esencia, la orden es de custodia. ¿Y de qué custodia se trata? "lo sagrado para Mí" ("kodshí"), cuyo valor 414 habla de "luz del infinito" ("Or Einsóf") a la que nos toca servir de canal, y habla de "fuente de vida" ("mekór jaím" que es la Torah, las instrucciones del fabricante para enmendar el mundo. 
Si aislamos el contenido de la orden que es legada de generación en generación a los dignos de conducir a Israel, veremos que "Ordenó Hashém a Mosheh" ("tsiváh Hashém Et mosheh") habla, en su valor 873, del fin de los tiempos, acerca de los cuales está escrito (Shemót-Ex. 15,1) "Entonces cantará Mosheh" ("Az iashír Mosheh") celebrando haber cumplido por fin la orden que le fuera encomendada, de modo justo y perfecto. Con el mismo valor, dice el pueblo entero (Josué 24,27) "que Habló con nosotros" ("Ashér dibér 'imánu"), porque la profecía está dirigida al pueblo todo y no es el profeta sino el canal hábil de conducirla -y entonces, la revelación al profeta es como si al pueblo entero Hablara-; y al mismo tiempo, cuanto fue ordenado a Mosheh lo fue también a Iehoshú'a, y con y tras él, a todas las generaciones de liderazgo de Israel.
"Ordenó Hashém a Mosheh" equivale también a (Reyes2 6,23) "venir en la tierra de Israel" ("labó beErets israEl"). Vaya paradoja: ¿cómo va a reclamar el Creador dos opuestos, contrarios, que no se soportan recíprocamente, de Su profeta? Le impide ingresar a la tierra, ¿y le ordena venir en ella? Pues: Mosheh no puede ingresar a la tierra de Israel; no obstante, sí puede y aún debe, venir en ella. En el cuerpo, en el tiempo, vamos hacia, ingresamos. Mosheh, que "descargó" (en términos de nuestros días) para Israel la torah cuya realización completa sólo es posible en la tierra sagrada, él viene, como si fuera, incluido en ella, la representa en su propia vida, es el conducto de la Torah en que se apoya la singularidad de esta tierra. Y aún con el mismo valor, se evocará en nosotros el propósito trascendental de la orden (Tehilim 22,28): "Y retornarán a Hashém todos los extremos de la tierra" ("vaiashúvu El Hashém kol Afséi Erets" - ver "Afséi Erets" en el Sefer Hashorashím de Rabi David Kimji); y sus pioneros baruj Hashém se van despertando ya varios decenios en multitud, para tomar sobre sí las siete mitsvót de los Bnei-Noaj, y participar de la gueUlah con Israel.
Cual Ordenó Hashém a Mosheh, "así hicieron las hijas de Tslofjád" ("ken 'asú bnot Tslofjád"), cuyo valor 1116 nos lleva hasta un proverbio de nuestros sabios que lleva a mayor profundidad la descripción del vínculo que vimos más arriba, en la transmisión de la orden de generación en generación: puesto que "la acción de los padres es señal para los hijos" ("ma'aseh Avót simán lebaním"), y de allí que no sólo herencia y órdenes pasan de una a otra generación sino que, sencillamente, de las vidas de los padres podrás contemplar las condiciones que hallarán, ante sí sus hijos, en su día; y cada quien carga sobre sí la enmienda de lo que le precede en el alma (en términos de vidas previas) y lo que le precede en el mundo (las generaciones previas que le dieron vida). Por tanto, (Ovdías 1,17) "Y heredarán la casa de Ia'akov" ("vairshú beit ia'akóv") -que representa a las mujeres, en tanto la casa de Israel representa a los hombres-, (Shemót-Ex. 16,7) "y veréis el Kavód-Honor de Hashém" ("ureItém Et kvód Hashém"); ambos, naturalmente, 1116 también.





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