יום שלישי, 22 ביולי 2014

Masa'éi, aliah de miércoles, Netsaj en la semana

Masa'éi, aliah de miércoles, Netsaj en la semana. Bamidbar-Num. 34,17: "Estos son los nombres de los hombres que heredarán para vosotros (a) la tierra: El'azár el Cohen y Iehoshú'a bin-Nun".
"Estos son los nombres de los hombres" ("Eleh shmót haAnashím") tiene el mismo valor 1188 que un verso que aparece 9 veces en la Torah (en los libros Vaikrá-Levítico y Bamidbár-Números): "Y habló Hashém a Mosheh y a Aharón para decir". Y es maravilloso. Porque se trata de El'azár, hijo y continuador de Aharon el Cohen, y de Iehoshú'a, el continuador de Mosheh, ese de quien se dice que es como la luna pues refleja la luz de Mosheh, que es como el sol. Otro fundamento importante relacionado al liderazgo en Israel, al liderazgo que Israel debe iluminar para el mundo: un verdadero líder, servidor público que hace de puente entre lo Uno y lo múltiple, es ordenado por su antecesor, recibe de él, aprende de él, porque en cada generación por siempre le toca atraer sobre sí lo que habló Hashém a Mosheh y a Aharon para decir; en cada generación, iluminarlo y traducirlo. Siendo que las leyes necesarias e inmutables para regir una sociedad o un país con justicia, están detalladas desde el inicio en la sagrada Torah, y son visibles en las manifestaciones del Creador (asemejarnos a cuyas cualidades es nuestro oficio sagrado), el rey, el Cohen-sacerdote y el líder judío no es sino un conducto del Reinado superior sobre la tierra, un conducto que se conecta al conducto que le antecede, para prolongar el fluido de vitalidad al mundo. 
El rey, el sumo sacerdote, son ellos mismos almas "colectivas", que es como si incluyesen a las almas de todos quienes están bajo su égida (en realidad todos, cada quien,  "incluye", da contención en su alma, a las almas de aquéllos en quienes influye de cualquier modo). Por tanto, su influencia en el pueblo no es como si fuera una luz que sale de un cuerpo para iluminar otros cuerpos, externos a aquél de que partió; sino justamente como una luz que cava hacia dentro de sí para alentar y alimentar con su influjo a sus partes autoconcientes y a las partes de sus partes y así hasta llegar al nivel de la última partícula, onda, cuerda, a través de conductos apodados en la Torah ministros de miles y ministros de cientos y ministros de decenas. En nuestro caso, se trata de los presidentes de las tribus.
Dicho ésto, podremos comprender lo que está escrito: éstos son los nombres de los hombres que "heredarán para vosotros" ("injalú lajém")  la tierra. No está escrito que les legarán, ni que os darán en heredad; sino que heredarán, ellos, para vosotros. Como explica Rash"i: "que ellos reciben la heredad para vosotros, en lugar vuestro", en representación de todos vosotros. Que ellos son representantes y tutores cada quien de su tribu, y hacia dentro de ella -que es hacia dentro de sí- parcelará el terreno para repartir a cada familia lo que le corresponde. Cada presidente recibirá en nombre de su tribu la parcela que se le asigne en sorteo. Y él tendrá la responsabilidad de repartirla de acuerdo a su mejor criterio, provisto que el desafío es "injalú lajém" que tiene el valor 194 de "tsédek", justicia, que debe ser el gran valor evidente en el reparto, evento desde el cual debe convertirse en una constante ejemplar del pueblo de Israel en su tierra.
Los nombres de los hombres, y encabezando la lista: "El'azár el Cohen y Iehoshú'a bin-Nun" ("El'azar hacohen veiehoshú'a bin nun"), el valor 943 de cuya unión nos señalará dos declaraciones básicas que debe sostener todo candidato a líder, a detentador de poder. En primer lugar, la conciencia de ser solamente un conducto, su autoanulación y sumisión ante el Creador con seguridad plena, como está escrito (Tehilím 23,1): "Canto para David, Hashém es mi pastor, no careceré" ("mizmór ledavíd Hashém ro'í ló Ejsár"). "Mi pastor" que me guía y me sustenta. La palabra que tradujimos "mi pastor", "ro'í", puede ser leída también "re'í", mi prójimo u camarada (como en amarás a "tu prójimo", "re'ajá") que está a mi lado siempre, de modo personal e individual. Y puede ser leída también como "ra'í", "mi mal", aludiendo a la experiencia de enfrentarnos a lo que nos parece mal, y endulzarlo es la misión que nos toca de lo Alto. Y en segundo lugar, ahora hacia fuera (en reflejo perfecto de su tikún hacia dentro), también con valor 943, (Tehilim 145,10): "Te agradecerán-reconocerán Hashém todos Tus actos (creaturas), y Tus Jasidím (los que Te aman con piedad y alegría) Te bendecirán"; en influencia transparente de crecimiento perpetuo, llama viva que da lumbre a candelas nuevas que se elevan con vida propia a encender candelas nuevas.
Tome en cuenta, quien anhela que la Torah provea forma a su alma, que el alma colectiva, incluyente, representa a la cabeza y el alma en el hombre individual, y el pueblo representa a sus órganos físicos y espirituales; y entonces, todo el proceso de tomar posesión y asentarnos en nuestra tierra describirá el camino a cuyo través enmendamos y templamos el flujo de nuestra luz con gracia, con justicia, con amor.

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