יום רביעי, 10 בפברואר 2016

Trumah, aliah de jueves, Hod en la semana

Trumáh, aliah de jueves, Hod en la semana. Shemot-Ex. 26,34: "Y darás la kapóret (cubierta del tabernáculo, expiatorio) sobre el tabernáculo del testimonio, en el (lugar) sagrado de los sagrados".
Hay el Arón-tabernáculo del pacto, que guarda en su interior el testimonio de cuanto toca a Israel vivir en el desierto, de las llaves de que nos serviremos para volver al mundo apto y capaz de redención. El Arón halla su digna ubicación en el kódesh hakodashím (o sancto sanctórum, el "sagrado de los sagrados"), ese lugar de conciencia sublime que es sustancia abstracta de lo sagrado (lo inmutable, lo necesariamente eterno), justo sobre la piedra fundamental ("Even hashtiáh") del cosmos, materia prima del big-bang. Justo sobre el Arón, la conexión accesible: la cubierta del Arón, hecha de oro puro, sobre la que se apoyan los dos querubes-ángeles que abren sus alas.
Entre el interior del Arón del testimonio y cuanto existe fuera de él, hay una distancia cognitiva inmensa, que sólo podrá resolver una intermediación más, que traduzca, que conduzca el salto semántico. La kapóret (de la raíz de kaparáh =  expiación) realiza la expiación requerida, la conversión del habla infinita a un lenguaje accesible a criaturas finitas. Y de la kapóret, justamente, saldrá la palabra de Hashém a Moshéh.
La kapóret conecta el gobierno terreno con su raíz celeste: "Y darás la kapóret" ("venatatá Et hakapóret" = 1962), si pronunciado por el hombre hacia lo Alto, es un modo hábil de exigir que [Bamidbar-Num. 27,16] "comiende Hashém, E-lokím de los vientos-espíritus, un hombre sobre la congregación", un líder tsadík-justo que conduzca al pueblo en el camino de Hashém, que tiene por base hacer tsedakáh (caridad que es endulzamiento de lo precisamente justo) y justicia. Y su lugar, "sobre el Arón del testimonio" ("'al Arón ha'edút" = 836), en que se guarda la huella (Jue. 18,5) "que nosotros caminamos sobre ella" ("Ashér Anájnu holjím 'aléha"), a la que estamos aferrados y sostenidos y de ella nos alimentamos, (Is. 22,21) "y tu gobierno" ("umemshaltejá") se revela desde ella; y se levantará el hombre que reflexiona (Bereshit-Gen. 21,19) "y abrirá E-lokím los ojos de ella" ("vaifkáj E-lokím Et 'einéha") para criar fe y afán (Bereshit-Gen. 49,18) "hacia tu redención" ("lishu'atjá").
Moshéh recibió la Toráh sobre el monte Sinai, y la misma Toráh nuclear, esencial, se constituirá en una suerte de testimonio que no tiene lugar en este mundo, que no sea "en el sagrado de los sagrados" ("bekódesh hakodashím" = 865). (Shemot-Ex. 19,14) "Y descenderá Moshéh de la montaña" ("vaiéred moshéh min hahár"), y para el inicio de nuestro camino en la autoenmienda, nos enseñará a esmerarnos en la precaución (Sam.1 25,28) "y mala acción no se hallará en tí" ("vera'áh ló timatsé bejá"), y en la prestancia: que se esmere el hombre en buscar shalóm (Ec. 3,12) "y hacer bien en su vida" ("vela'asót tóv bejaiáv").



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