יום חמישי, 18 בפברואר 2016

Tetsaveh, aliah de viernes, Iesod en la semana

Tetsavéh, aliah de viernes, Iesód en la semana. Shemot-Ex. 30,45: "Y moraré dentro de los hijos de Israel, y seré para ellos E-lokím".
Tú te alistarás un templo, y a sus puertas un altar, y sobre el altar ofrendarás "olát tamíd", el sacrificio de oláh (que es quemado íntegro sobre el altar, sin provecho para ninguno de los participantes) que es tamíd-perpetuo. Su perpetuidad, como hemos aprendido, no es producto de una acción como divina, como de poder ilimitado capaz de dar un empujón que produzca movimiento autónomo y eterno; sino que es cuestión de constancia y continuidad: una olát tamíd cada mañana y una olát tamíd cada atardecer se convierten en permanencia, a modo de una perpetuidad verdadera movida mecánicamente por tí, a la que el mundo se acostumbra como se habituó al sol salir cada mañana, de acuerdo a la medida del templo que obra en tu corazón. Una ofrenda perpetua, que eleva desde tu interior un aroma amable a Hashém; y desde lo Alto descenderá como si fuera el Creador en todo el esplendor de su misericordia hasta tí, siguiendo el rastro del humo que se eleva, "y moraré dentro de los hijos de Israel, y seré para ellos E-lokím" ("veshajantí betój bnéi israEl vehaíti lahém leE-lokím" = 2449), y la revelación de divinidad se refleja de modo sensible también hasta fuera: [Tehilim 44,8] "pues nos salvaste de nuestros opresores, y a quienes nos odian humillaste".
Hashém disfruta como si fuera del aroma amable, "y moraré" ("veshajantí" = 786), (Bereshit-Gen. 19,28) "y he que se elevó el vapor de la tierra" ("vehinéh 'aláh kitór haArets"), las aguas femeninas de la creación que se evaporan para elevarse hasta los cielos para endulzar (Bereshit-Gen. 1,7) "el firmamento" ("Et harakí'a"), para despertar (Prov. 21,31) "la redención" ("hateshu'áh") que (Shemot-Ex. 20,18) "hablé con vosotros" ("dibárti 'imajém"), para bendecir a la tierra y bendecir (Ez. 32,15) "a todos quienes moran en ella" ("Et kól ioshvéi báh"). Sólo (Tehilim 62,9) "derramad ante El vuestros corazones" ("shifjú lefanáv lebavjém"), haced espacio en el corazón vacío de todo más que El, y criad y agrandad y ensanchad ese espacio con amor. Despierte cada hombre con sus acciones una sintonía propicia de lo Alto para la (Cantar 3,11) "alegría de su corazón" ("simját libó"). Y la shejináh -la presencia revelada de Hashém- morará justamente "dentro de los hijos de Israel" ("betój bnéi israEl" = 1031) porque (Jue. 1,6) "adjudicarás al pueblo éste" ("tanjíl Et ha'ám hazéh") la Toráh de Hashém, (Ez. 3,14) "y el viento me izará" ("verúaj nesaTáni") hasta una conciencia verdadera, y he el shalóm, porque Hashém (Tehilim 111,5) "evocará para siempre su pacto" ("izkór le'olám britó") para activarlo.
Y moraré en su interior, dijo Hashém, "y seré para ellos E-lokím" ("vehaíti lahém leE-lokím" = 632), sólo que (Bamidbar-Num. 14,18) "largo-lento de ira y abundante en piedad" ("Erej Apáim veráv jésed"); (Tehilim 66,10) "pues nos probó E-lokím" ("ki bejantánu E-lokím") y trajo a nosotros pruebas, y se levantará el hombre (Reyes1 8,54) "a orar a Hashém" con rectitud, (Reyes1 12,33) "y subirá sobre el altar a ofrendar" ("vaiá'al 'al hamizbéaj lehaktír"), y se revelará Hashém desde su interior en cuanto le ocurra, en términos de que (Miq. 7,19) "retornará, le prodigará misericordia" ("iashúv irajaménu"). Y he E-lokím, (el nombre sagrado manifestación de) la cualidad divina del juicio y el rigor, se endulza en puros rajamím-misericordia enormes, pues en tu corazón le alistaste morada. (Tehilim 68,33) "Cantad a E-lokím" ("shíru leE-lokím") (Devarim-Deut. 29,22) "que volvió Hashém" ("Ashér hafáj Hashém"), al rigor divino que se volvió misericordia como si fuera, que ilumina su rostro para los sujetos de amor en cada generación.



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