יום ראשון, 26 באוקטובר 2014

Lej Lejá, aliah de lunes, Guevurah en la semana

Lej Lejá, aliah de lunes, Guevurah en la semana. Bereshit-Gen. 13,4: "Al lugar del altar en que hizo allí al inicio, y llamó allí Avrám en el nombre de Hashém".
Cuando nos salvamos de una situación difícil, venimos a casa a recuperarnos. Venimos al lugar del que tu alma succionará luz dulce, y fuerza fiel para la continuación del camino. Vamos "al lugar del altar en que hizo allí al inicio, y llamó allí Avrám en el nombre de Hashém" ("El mekóm hamizbéaj Ashér 'asáh shám bariShonáh, vaikrá shám Avrám beshém Hashém" = 3321), (Reyes1 2,3) "para ir por sus caminos, cuidar sus leyes y sus mitsvót-preceptos y sus juicios y sus testimonios" ("laléjet bedrajáv lishmór jukotáv mitsvotáv y mishpatáv ve'edotáv"), tal (Reyes1 8,9) "como puso allí Moshéh en Jorév-Sinai, que pactó Hashém con los hijos de Israel" ("Ashér heníaj shám moshéh bejorév Ashér karát Hashém 'im bnéi israEl"). En el caso de Moshéh, la referencia es al Tabernáculo del Pacto en que están guardadas las tablas, y representa toda la conexión entre la descendencia de Avrahám y su Creador. Veamos, seis generaciones antes, cuál es el lugar a que retornó Avrám, referido como el "lugar del altar" ("mekóm hamizbéaj" = 248), que vale lo mismo que "Avrahám", pues en el caso del tsadík, el justo sagrado, el altar será justamente un lugar en el corazón, un punto nuclear de bien que le vivifica y edifica en toda situación, en la que se reúne a solas con el Creador, como (Bereshit-Gen. 21,20) "en el desierto" ("bamidbár"), y se para (Crón.2 27,6) "ante Hashém su E-lokím" ("lifnéi Hashém E-lokáv") apartado de toda (Ez. 45,14) "materia" ("jómer") y (Job 28,21) "de los ojos de todo ser vivo" ("me'einéi kol jái"), y allí se confiesa y eleva su plegaria. (Reyes1 3,10) "Y será bueno ésto" ("vaiitáv hadavár") a ojos de Hashém, (Shemot-Ex. 6,10) "y hablará Hashém" ("vaidabér Hashém") a él para hacerle bien, (Nej. 13,25) "a vuestros hijos y a vosotros" ("livneijém velajém").
De modo que Avrahám retorna a un lugar que es la conciencia del altar, donde despertó en él aquél punto bueno desde el que se revelará la su conexión profunda y transparente con el Creador; el lugar que "hizo allí" ("'asáh shám" = 715), "en teshuváh" ("bitshuváh"), (Bereshit-Gen. 17,3) "y hablará-habló con él E-lokím" ("vaidabér Itó E-lokím"); el lugar "en que hizo allí al inicio" ("Ashér 'asáh shám bariShonáh" = 1774), la cumbre suya como la de [Bamidbar-Num. 12,3] "y el hombre Moshéh es muy humilde (más) que todo hombre sobre las faces de la tierra", donde la salvación de Hashém da vuelta mundos como en un pestañeo, como está escrito [Tehilim 113,7] "que me levantas del polvo al pobre, y de los depósitos de desperdicios levantará al menesteroso", por mérito de que incluso en ocasión de pruebas duras como la del caldero de fuego (en que metió Nimród a Avrahám pensando en quemarlo vivo, y Hashém le salvó), [Tehilim 119,83] "cuando estuve como un pellejo (curtiéndose) en vapor, tus leyes no olvidé", y no me sedujo profanar tu pacto en los placeres de este mundo, porque supe que [Prov. 11,4] "no ayudará el patrimonio en el momento de la furia divina, y la tsedakáh salvará de la muerte". Allí, en lo profundo del corazón, el lugar donde (Bamidbar-Num. 22,26) "que no hay camino para desviarse a derecha y a izquierda" ("Ashér Ein dérej lintót iamín usmóL"), allí se somete el hombre por completo a su Creador y dice (Jos. 9,25) "estamos en tu mano, tal como sea bueno y recto a tus ojos haz con nosotros" ("hinénu beiadéja katóv vekaiashár be'einéja la'asót lánu"), porque sólo (Tehilim 119,166) "aguardo por tu redención Hashém" ("sibárti lishu'atjá Hashém").
Y clamó allí Avrám con amor y celo a Hashém; "y llamó allí Avrám" ("vaikrá shám Avrám" = 900) diciendo [Tehilim 135,15] "los ídolos-nervios de los pueblos son plata y oro, obra de las manos del hombre", que todos rinden culto y persiguen la riqueza material porque no comprenden (Devarim-Deut. 28,12) "toda la acción de tu mano" ("Et kol ma'aséh iadéja") hasta el punto en que (Jer. 2,27) "dicen a la madera: mi padre eres" ("Omrím la'éts Aví Atáh"). Y desde allí tomará Avrám la fuerza para llamar a los hijos del hombre a abandonar sus vanidades, y unirse a él para hacer (Shemot-Ex. 12,25) "el trabajo éste" ("Et ha'avodáh hazóT"), para (Crón.2 6,7) "construir una morada" ("livnót báit") para Hashém sobre la tierra. (Reyes1 8,47) "Y retornarán, y te suplicarán" ("veshávu vehitjanenú Eléja"), (Is. 35,10) "y alegría eterna" ("vesimját 'olám") habrá para ellos. Y tú Hashém, (Prov. 24,27) "y construirás tu casa" ("ubaníta veitéja"), tu morada en el corazón del hombre enmendado, para la redención eterna de todos los mundos.
Porque dicho celo y dichas palabras de amor se elevarán y serán recibidos para bien en lo Alto sólo si son dichos verdaderamente desde lo profundo del corazón "en nombre de Hashém" ("beshém Hashém" = 368), de boca de quien es (Prov. 30,12) "puro a sus ojos" ("tahór be'eináv"), a quienes enviará Hashém su señal como diciendo (Devarim-Deut. 1,7) "tornad y viajad hacia vosotros" ("pnú us'ú lajém") para recibir a (Sam.1 2,35) "mi mashíaj" ("meshijí"), (Bamidbar-Num. 9,20) y de acuerdo a la palabra de Hashém viajarán" ("ve'al pí Hashém isá'u"). (Bereshit-Gen. 35,3) "Y nos levantaremos y subiremos" ("venakúmah vena'aléh") siempre, desde el corazón bueno, al encuentro de la conciencia de redención, de salvación, de amor hábil de shalóm colectivo, y porque colectivo, también individual en cada quien.

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