יום שני, 16 בנובמבר 2015

Vaietsé, aliah de martes, tifEret en la semana

Vaietsé, aliah de martes, tifEret en la semana. Bereshit-Gen. 30,2: "Y se encenderá el enojo de Iaakóv sobre Rajél, y dirá: ¿acaso en el lugar de E-lokím estoy yo, que impidió-frenó de tí fruto de vientre?".
El enojo, que de por sí refleja sinrazón, atrae un devenir catastrófico -dislocado de la lógica para mal- de la realidad. No obstante, a veces, el enojo del tsadík es arma para romper las costras o cáscaras de la conciencia, que impiden el acceso a ella de la luz. Por otra parte, el arte de endulzar el dín-Rigor no puede ignorar o dejar de tomar en cuenta al mal en curso, sino que debe ayudarse de la fuerza del propio mal para convertirlo en bien. LeAh trae hijos a Iaakóv, que lleva su vida mayormente desde el lazo profundo que le une con Rajél. Rajél, estéril (en términos de la Toráh, que "tiene su útero cerrado"), siente una humillación creciente que toma nuevas fuerzas de cada parto de su hermana; y protesta por fin ante su esposo Iaakóv, el tsadík. Ella sabe, de hecho, que Itsják rogó a Hashém por Rivkáh y Hashém le concedió su pedido, y de alguna manera, no ver a Iaakóv rogando por ella incrementa el hondo dolor que siente. Sólo olvida tomar en cuenta que Itsják tampoco tenía hijos, cuando en el caso de ella, es ella la que no tiene descendencia, en tanto su marido ha sido ya bendecido con descendencia abundante.
Por consiguiente, "y se encenderá el enojo de Iaakóv sobre Rajél" ("vaíjar Af ia'akóv berajél" = 727), y con ello, (Bereshit-Gen. 30,19) "y concibirá otra vez LeAh" ("vatáhar 'od leAh"). Y ahora, que por vía de su enojo Iaakóv pasó a estar involucrado en la pena de Rajél, también su enojo debe ser convertido, sublimado ante el Creador, tal como está escrito (Tehilim 2,11) "rendid culto a Hashém con irAh-temor" ("'ivdú Et Hashém beirAh"), y la misma fuerza que se proyectó antes en su reacción refractaria a la protesta de Rajél, resultará ahora en (Bereshit-Gen. 40,16) "que (para) bien interpretó" ("ki tóv patár"); y le está prometido que Hashém hará fructificar (Shemot-Ex. 23,25) "y bendecirá tu pan" ("uberáj Et lajmejá"). Y como aclara Rash"i en el escándalo de la esposa de Potifár, el pan del hombre es su mujer. Entonces, Iaakóv reacciona con perplejidad: ¿por qué exige Rajél de mí? Y le responde con dureza, de un modo que la fuerce a pararse ella misma ante Hashém en plegaria: "¿acaso en el lugar de E-lokím estoy yo, que impidió-frenó de tí fruto de vientre?" ("hatájat E-lokím Aní Ashér maná' miméj prí báten" = 2072), indicando que [Prov. 29,26] "muchos piden (se dirigen a) el rostro del gobernante, y de Hashém (proviene) el juicio del hombre". Y los pórticos de la tefiláh-plegaria están abiertos siempre. Y los enigmas, las preguntas sin respuesta, son de Hashém.
La salvación empieza con el reconocimiento del problema. Hashém es el que "impidió-frenó de tí fruto de vientre" ("maná' miméj prí báten" = 611), y El es quien nos dio la (Zaf. 3,4) "Toráh" que nos enseña el camino que atraerá a tí lo que pides: no con pena, ni con desesperanza (sálvenos de ello Hashém), sino sólo [Tehilim 31,25] "reforzaos y Dará fuerza a vuestros corazones, todos los que anheláis de Hashém". Porque todo ocurre en términos de (Ez. 1,14) "ida y vuelta" ("ratsó vashóv"), en que se levantará el hombre a elevar su plegaria (Nej. 1,4) "ante el E-lokím de los cielos" ("lifnéi E-lokéi hashamáim") que es el rey de toda la tierra, (Vaikra-Lev. 25,26)  "y hallará todo lo necesario para su redención" ("umatsá kedéi gueUlató") en tanto sus ojos verán y advertirán que  (Ez. 34,26) "lluvias de bendición habrá", y por decreto de (Tehilim 84,9) "Hashém E-lokím de los Ejércitos" ("Hashém E-lokím tsebaO-t"), verá bendición también Rajél de su Emunáh-fe, (Bereshit-Gen. 4,1) "y concebirá" ("vatahár").
Por consiguiente, así dice nuestro verso: "Y se encenderá el enojo de Iaakóv sobre Rajél, y dirá: ¿acaso en el lugar de E-lokím estoy yo, que impidió-frenó de tí fruto de vientre?" -con valor 3056-, para decirte que [Is. 61,11] "pues como la tierra sacará (a luz) lo que crece de ella, y como el jardín sus semillas hará brotar, así Hashém E-lokím hará crecer tsedakáh y tehiláh (alabanza que es sublimación) frente a todos los pueblos", y salvará a los que sólo de El esperan con corazón completo y caminan ante El con integridad, para abrir ojos a los ciegos y despertar a los dormidos, y hacerlos traer gueUláh-redención al mundo entero.


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