Emor, aliah de lunes, Guevurah en la semana. Vaikra-Lev. 22,3: "Di a ellos: para vuestras generaciones, todo hombre que se aproxime, de toda vuestra descendencia, a los sagrados que consagrarán los hijos de Israel a Hashém, y su tumAh-impureza sobre él, y será arrancada el alma esa de ante mí. Yo (soy) Hashém".
Está prohibido a un sacerdote en particular, y a todo servidor público en general, llegar al cumplimiento de su función no estando completo, íntegro, en pensamiento y habla y acción, apegado a la labor que le espera. En realidad, todo hombre, bueno será que enmiende todos sus órganos (físicos y espirituales) para el servicio sagrado. Mas cuanto mayor y más pesado es el yugo que cargas (que tu fuerza verdadera se revelará en tu portarlo y resolverlo), más bendición traerá tu estado de pureza y aptitud al colectivo, y mayor daño hará el más mínimo desvío. Por consiguiente, ordenó Hashém a Moshéh advertir a los cohaním-sacerdotes: "Di a ellos: para vuestras generaciones, todo hombre que se aproxime, de toda vuestra descendencia, a los sagrados que consagrarán los hijos de Israel a Hashém, y su tumAh-impureza sobre él, y será arrancada el alma esa de ante mí. Yo (soy) Hashém" -nuestro verso entero, con valor 6710-. Porque un padre ejerce influencia y detenta responsabilidad por todo su hogar, un sacerdote por toda la congregación a la que su labor ha de servir expiación; y el rey, por todos los que van por los caminos que él ordena. Pues si se desviare apenas del camino recto, a la vista de todos se revelarán las consecuencias de su desvío; como le sucedió a David, que aguardaba la noticia de la caída de Uriáh en el frente, y el comandante de sus fuerzas preparará al emisario para la pregunta que protestará el rey, cuando sepa lo que en realidad ocurrió, qué desgracia enorme se desencadenó de su necesidad: [Sam.2 11,21] "¿Quién mató a Avimélej hijo de Ieibóshet? Si es que una mujer arrojó sobre él una piedra de mortero desde sobre la muralla y murió en Tévets: ¿por qué os acercasteis a la muralla? Y dirás: También tu siervo, Uriáh el jitíta, murió". El objetivo fue cumplido. Mas tú eres grande, mi señor, su majestad, y un movimiento de tu dedo pequeño hará temblar el mundo, y arrojará consecuencias sobre todo el pueblo que tienes bajo tí.
Y la advertencia está clara desde un inicio, provisto que "todo hombre que se aproxime, de toda vuestra descendencia, a los sagrados que consagrarán los hijos de Israel a Hashém, y su tumAh-impureza sobre él" ("kól Ish Ashér ikráv mikól zar'ajém El hakodashím Ashér iakdíshu bnéi israEl laHashém vetumAtó 'aláv" = 4259), será mal para él y para todo quien se apoya sobre él, [Jer. 11,7] "pues he conjurado en vuestros padres, en el día en que los elevé de la tierra de Mitsráim y hasta el día éste, apresurando y conjurando el decir: Atended a mi voz", para caminar únicamente por los caminos perfectos de Hashém, y tal como en el día de tu salida de la tierra de Mitsráim, os mostraré maravillas, para redimirte en salvación eterna, en todos tus mundos.
Está prohibido a un sacerdote en particular, y a todo servidor público en general, llegar al cumplimiento de su función no estando completo, íntegro, en pensamiento y habla y acción, apegado a la labor que le espera. En realidad, todo hombre, bueno será que enmiende todos sus órganos (físicos y espirituales) para el servicio sagrado. Mas cuanto mayor y más pesado es el yugo que cargas (que tu fuerza verdadera se revelará en tu portarlo y resolverlo), más bendición traerá tu estado de pureza y aptitud al colectivo, y mayor daño hará el más mínimo desvío. Por consiguiente, ordenó Hashém a Moshéh advertir a los cohaním-sacerdotes: "Di a ellos: para vuestras generaciones, todo hombre que se aproxime, de toda vuestra descendencia, a los sagrados que consagrarán los hijos de Israel a Hashém, y su tumAh-impureza sobre él, y será arrancada el alma esa de ante mí. Yo (soy) Hashém" -nuestro verso entero, con valor 6710-. Porque un padre ejerce influencia y detenta responsabilidad por todo su hogar, un sacerdote por toda la congregación a la que su labor ha de servir expiación; y el rey, por todos los que van por los caminos que él ordena. Pues si se desviare apenas del camino recto, a la vista de todos se revelarán las consecuencias de su desvío; como le sucedió a David, que aguardaba la noticia de la caída de Uriáh en el frente, y el comandante de sus fuerzas preparará al emisario para la pregunta que protestará el rey, cuando sepa lo que en realidad ocurrió, qué desgracia enorme se desencadenó de su necesidad: [Sam.2 11,21] "¿Quién mató a Avimélej hijo de Ieibóshet? Si es que una mujer arrojó sobre él una piedra de mortero desde sobre la muralla y murió en Tévets: ¿por qué os acercasteis a la muralla? Y dirás: También tu siervo, Uriáh el jitíta, murió". El objetivo fue cumplido. Mas tú eres grande, mi señor, su majestad, y un movimiento de tu dedo pequeño hará temblar el mundo, y arrojará consecuencias sobre todo el pueblo que tienes bajo tí.
Y la advertencia está clara desde un inicio, provisto que "todo hombre que se aproxime, de toda vuestra descendencia, a los sagrados que consagrarán los hijos de Israel a Hashém, y su tumAh-impureza sobre él" ("kól Ish Ashér ikráv mikól zar'ajém El hakodashím Ashér iakdíshu bnéi israEl laHashém vetumAtó 'aláv" = 4259), será mal para él y para todo quien se apoya sobre él, [Jer. 11,7] "pues he conjurado en vuestros padres, en el día en que los elevé de la tierra de Mitsráim y hasta el día éste, apresurando y conjurando el decir: Atended a mi voz", para caminar únicamente por los caminos perfectos de Hashém, y tal como en el día de tu salida de la tierra de Mitsráim, os mostraré maravillas, para redimirte en salvación eterna, en todos tus mundos.
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