יום שלישי, 22 בדצמבר 2020

Midrash EsaBiEl. Vaigash, aliah de martes, tifEret en la semana. Bereshit-Gen. 45,12: "Y he vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Biniamín, que es mi boca que habla a vosotros"

Midrash EsaBiEl. Vaigash, aliah de martes, tifEret en la semana. Bereshit-Gen. 45,12: "Y he vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Biniamín, que es mi boca que habla a vosotros".

Hay una división clara entre los hermanos, a la hora de su comunicación con Ioséf: de un lado, los diez hermanos que participaron de uno u otro modo de su venta; del otro, Biniamín, su hermano menor, hijo de su propia madre. Y a todos convoca Ioséf a comprender: "Y he vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Biniamín" ("vehinéh 'eineijém roOt ve'einéi Ají biniamín" = 1200), y entonces, [Prov. 8,5] "comprended tontos la viveza, y necios entended el corazón", juntos mi hermano menor (Tehilim 38,13) "y los que piden-pidieron mi mal" ("vedorshéi ra'atí"); (Reyes2 10,3) "y veréis el bien y lo recto" ("ureItém hatóv vehaiashár") en todo lo que hace Hashém ante nuestros ojos, que (Job 28,9) "dio vuelta de raíz montañas" ("hafáj mishóresh harím"), e izó (Tehilim 86-13) "desde el sheOl inferior" (del infierno de la interrogancia, "misheOl tajtiáh") a aquél (Bereshit-Gen. 21,2) "que habló con él E-lohím" ("Ashér dibér Itó E-lohím") porque él le llamó, (Sam.2 7,10) "y morará bajo él" ("veshaján tajtáv"). Instrucción para este momento: júntate con tus hermanos, (Bamidbar-Num. 11,17) "y no cargues tú solo" ("veló tisá Atáh levadéja"); y de ello depende la definición de las guerras de Israel.

Y justamente "mi boca" ("pí" = 90), que vale como "rey" ("mélej"), habla a vosotros: "Y he vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Biniamín, que es mi boca que habla a vosotros" -nuestro verso entero con valor 1672-, para extender ante sus ojos el tikún-enmienda completo que habrá de pasar todo Israel. Ante todo, en la etapa de hajnaáh-asunción-sumisión, la prueba de la Emunáh-fidelidad en Hashém y en su supervisión precisa: [Tehilim 91,9] "pues tú Hashém eres mi resguardo, suprema pusiste tu morada". En la etapa de la havdaláh-discriminación, el hombre se distinguirá de su tierra, se verá forzado a enmendarse a sí mismo sin ayuda ni conexión con el ecosistema que le es connatural, sino justamente desde la pena del exilio: [Tehilim 105,23] "Y vino Israel a Mitsráim, y Iaakóv vive en tierra de Jám", el desafío de fortalecer músculos, de sobreponerse a las klipót o cáscaras opacas que obstruyen el paso de la luz, esforzarnos de ser necesario para merecer y alcanzar la luz. Y la llave de la hamtakáh-endulzamiento sobre la tierra, en el amor y la solidaridad recíproca: [Job 41,9] "cada hombre a su hermano se apegarán, se aglutinarán, y no se separarán"; porque todos los fieles y de buen corazón juntos pueden vencer toda arremetida de fuerzas oscuras, pueden atraer redención al mundo y a sí mismos, pueden endulzarlo todo. Entiéndanse estas palabras como dirigidas y referidas a todo hombre, hoy, siendo quien es, donde está, en cualquiera sea el entorno que le toca.




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