יום רביעי, 9 בדצמבר 2020

Midrash EsaBiEl. Vaieshév, aliah de jueves, Hod en la semana. Bereshit-Gen. 39,3: "Y verá su amo que Hashém está con él; y todo lo que él hace, Hashém lo dota de éxito en su mano"

Midrash EsaBiEl. Vaieshév, aliah de jueves, Hod en la semana. Bereshit-Gen. 39,3: "Y verá su amo que Hashém está con él; y todo lo que él hace, Hashém lo dota de éxito en su mano".

Apenas ayer era él príncipe en casa de su padre, vestido con la túnica a franjas que le daba majestad, soñando grandezas. Hoy, él mismo, Ioséf el tsadík, sirve en cautiverio a uno de los allegados al palacio real de Mitsráim. Una reversión radical del destino, que hace desaparecer el camino plácido por el que podía verse a sí mismo obteniendo majestad y poder. Un vuelco traumático, capaz de hacer estallar la seguridad en sí mismo, y oscurecer la conciencia de sí hasta la depresión extrema. Ioséf tiene diecisiete años, es un joven íntegro e inocente, maduro y completo. Y no se quiebra, sino que comprende que éste es el camino que le conducirá a cuan alto le está destinado llegar. "Y verá su amo que Hashém está con él" ("vaiáR Adonáv ki Hashém Itó" = 751), porque no importa qué suceda, Ioséf (Job 25,2) "hace shalóm" ("'oséh shalóm"); y si se sostiene en su integridad, aún (Bereshit-Gen. 48,5) "como Reubén y Shimón" ("kereUbén veshim'ón"), hijos de Iaakóv, serán sus hijos Menashéh y Efraím (que de Ioséf saldrán dos tribus y no una), pese a cuanto quisieron evitarlo sus hermanos. Pues, ciertamente, hay una etapa de ocultamiento previa a toda revelación, como está escrito (Ester 2,7) "Hadasáh es Ester" ("hadasáh hí Estér"), que hay un tiempo para la revelación en que ella es Hadasáh (nombre que alude a gracia, belleza, fragancia amable), y hay un tiempo en que debe investirse en el destino y la misión de Ester (que significa ocultamiento). Y Ioséf es la llave para la fecundidad y la reproducción de los hijos de Israel (siendo que su cualidad sobresaliente es la de "iesód"-fundamento, que alimenta y fecunda), y para ello los traerá a Mitsráim y será como está escrito: (Devarim-Deut. 1,11) "Ioséf agregará sobre vosotros mil veces" ("ioséf 'aleijém Elef pe'amím"), y aún mucho más.

Está revelado a los ojos de su amo que Hashém está con él, "y todo lo que él hace, Hashém lo dota de éxito en su mano" ("vekól Ashér hú 'oséh Hashém matslíaj beiadó" = 1170), (Crón.2 25,8) "pues hay fuerza en E-lohím para ayudar y dotar de inteligencia" ("ki iésh kóaj beE-lohím la'azór ulehaskíl"); y Ioséf da testimonio de sí mismo que (Tehilim 119,168) "he cuidado (cuido) tus preceptos" ("shamárti pikudéja"), alegra a todos los miembros del hogar con su sabiduría, (Ez. 33,19) "y hace juicio y tsedakáh sobre ellos" ("ve'oséh mishpát utsedakáh 'aleihém"). El simplemente se propone, con toda su intención se propone hacer lo mejor, y entonces, "Hashém lo dota de éxito en su mano" ("Hashém matslíaj beiadó" = 226), porque él camina (Reyes2 2,12) "en el camino" ("badérej") con seguridad plena frente a (Tehilim 42,3) "las faces de E-lohím" ("pnéi E-lohím"), sabe que (Tehilim 41,4) "Hashém nos auxiliará" ("Hashém is'adénu"), y se convierte en (Prov. 10,25) "fundamento de mundo" ("iesód 'olám"), fundamento mismo del mundo de su visión, un mundo de fe y cualidades rectificadas que quiere animarse a germinar en derredor suyo, y la gente enmiendan sus cualidades (Ezra 6,10) "y elevan plegaria" ("umátslin") a E-lohím que les ayude.

Contempla el amo egipcio a su siervo hebreo, con perplejidad, "y verá su amo que Hashém está con él; y todo lo que él hace, Hashém lo dota de éxito en su mano" -nuestro verso entero, con valor 1921-: un aura de sacralidad rodea al siervo, y él es leve, hace todo bien, está siempre feliz. Lo que fue ya fue, y lo que será está siendo creado ahora mismo, en la acción de mis manos, de mi voz, de mi conciencia. Si pudiese leer el corazón de Ioséf, descubriría Potifár que Ioséf se aferra a la palabra de Hashém que ordena (Devarim-Deut. 12,3) "y romperéis sus estatuas" ("veshabartém Et matsevotám"), y no hay en su mundo estatuas, cosas fijas plantadas para siempre en la vida y no sujetas a cambio, no hay encierro ni carencia o anhelo; sino que su E-lohím mora en su corazón, y está con él a todo lo largo del camino. Y sus principios son sencillos: sabrá Ioséf cuidarse de toda tentación que se levante frente a él, porque sabe que (Bereshit-Gen. 3,6) "y verá la mujer que bueno es el árbol para comer, y que apetitoso es a los ojos" ("vatére haIsháh ki tóv ha'éts lemaAjál veki taAváh hú la'eináim"), y mejor que no lo vea en absoluto. Y frente a todo cuanto parezca que te hace mal, que busca dañarte, [Prov. 20,22] "no digas: retribuiré mal; pon tu esperanza en Hashém, y El te redimirá": no te ocupes en la oscuridad sino que solamente agrega luz; y la fuerza de reacción al mal que surge de tu interior y urge manifestarse, inviértela en la felicidad de tu hogar (Devarim-Deut. 14,29) "y el converso y el huérfano y la viuda que hay en(tre) tus puertas" ("vehaguér vehaiatóm vehaAlmanáh Ashér bishe'aréja"), y todo se endulzará con shalóm en tus manos.


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