יום שלישי, 22 בדצמבר 2020

Midrash EsaBiEl. Vaigásh, aliah de lunes, Guevuráh en la semana. Bereshit-Gen. 45,5: "Y ahora, no os entristezcáis y no duela a vuestros ojos el haberme vendido aquí, pues para sustento me envió E-lohím antes de vosotros"

Midrash EsaBiEl. Vaigásh, aliah de lunes, Guevuráh en la semana. Bereshit-Gen. 45,5: "Y ahora, no os entristezcáis y no duela a vuestros ojos el haberme vendido aquí, pues para sustento me envió E-lohím antes de vosotros".

Y he aquí, el momento de la revelación y el endulzamiento. Los hermanos están perplejos, aturdidos, tras revelarse a ellos Ioséf. Mareo, vértigo, toda la película irracional que pasó sobre ellos vuelve atrás a adquirir nuevo sentido donde el muy viejo. Todas las partes de la figura hallan ahora su lugar correcto, y se entrelazan en una cadena nueva. Perdón. Sentimiento de culpa nueva en todos los corazones, que también temen que Ioséf desee aprovechar la situación presente -él es el rey, ellos sus prisioneros; ¡cuán parecido, ay, a aquellos sueños!-, para vengarse de ellos. Y entonces, las palabras justas de Ioséf: "Y ahora, no os entristezcáis y no duela a vuestros ojos el haberme vendido aquí, pues para sustento me envió E-lohím antes de vosotros" -nuestro verso completo con valor 3575-; tal como en la labor del cohén-sacerdote, que [Vaikra-Lev. 27,20] "y terminó de expliar a lo sagrado y al templo y al altar, y ofrendó el cabrito vivo": que todo fue expiado y perdonado y endulzado, y ahora una vida nueva se enlaza a la voluntad de E-lohím, en una unión única de todos, para atraer misericordia divina al mundo.

Ellos ven lo que les espera. Estaban habituados a vivir juntos y solos todos los jaredím-temerosos de Hashém; a cuidar los cercos del pudor, a cumplir juntos las mitsvót-preceptos de la Toráh. Y de pronto, todo va a ser mucho más difícil a partir de ahora: justo ¡Mitsráim!, una cultura de idolatría, cuyo propio rey es visto como deidad en sí mismo, en la que el impudor y la promiscuidad y todas las malas cualidades son norma. "No os entristezcáis y no duela a vuestros ojos" ("Al te'atsvú veAl ijár be'eineijém" = 1056), dice Ioséf, porque justo frente a (Is. 20,4) "la desnudez de Mitsráim" ("'ervát mitsráim") seréis probados en vuestros corazones, en vuestra atención a la voluntad de Hashém, porque no lograréis manteneros a resguardo del mal si cumplís la Toráh al modo de  (Is. 29,13) "precepto de hombres aprendido" (acciones automáticas recibidas de otros y en las que no te involucras entero, "mitsvát Anashím melumadáh"); sino que sólo la Toráh presente y conciente, la Toráh que te convierte, les salvará de todo mal.

Vosotros quisisteis hacerme mal, y de verdad, me enviasteis para que os haga bien por voluntad de Hashém, "pues para sustento me envió E-lohím antes de vosotros" ("ki lemejiáh shlajáni E-lohím lifneijém" = 837), al decir: [Is. 43,11] "Yo, Yo Hashém, y no hay más que yo salvador". Y responderá quien intelija rectamente: [Tehilim 118,28] "mi E-l eres y te agradeceré, mi E-lohím y te elevaré (dentro de mí)".


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