"Y éstos son los nombres de los jefes de los clanes de Esáv" ("veEleh shmót Aluféi 'esáv" = 1291), de entre ellos quienes reconocerán un día a Hashém (Bereshit.Gen. 24,48) "que me condujo por un camino de verdad" ("Ashér henjáni bedérej Emét") y tomarán parte en la redención del mundo. Esos que atemorizarán al mundo por su actitud de (Prov. 21,6) "perseguidores de la muerte" ("mebakshéi mávet") y caerán (Jer. 44,13) "sobre Ierushaláim con la espada" ("'al ierushaláim bajérev") y sentenciarán que (Amos 5,2) "cayó, no volverá a levantarse" ("nafláh ló tosíf kúm", endulce Hashém nuestra sentencia); y todo ello adviene sobre mí desde lo Alto (Sam.2 13,5) "para que vea" ("lemá'an Ashér ErEh"); hasta que dejemos de luchar contra la oscuridad y nos aferremos y depositemos nuestra seguridad (Sam.2 21,7) "sobre el juramento de Hashém" ("'al shvu'át Hashém") que dijo (Ez. 34,15) "yo conduciré a mi rebaño y yo los determinaré" ("Aní Er'éh tsoNí vaAní Arbitsém"), y elevaremos nuestra voz hacia lo Alto volcando nuestra alma, y luz nueva brilla en nuestros ojos: (Tehilim 88,10) "extendí hacia tí mis palmas" ("shatájti Eléja kapái") y en tí confío. Estos que están ordenados también de acuerdo "a sus lugares" ("limkomotám" = 650), que se levantarán a debilitarnos incluso cuando (Bamidbar-Num. 35,22) "y si de repente, sin litigio" (o razón oportuna, "veIm beféta' beló Eiváh"), sin razón y con crueldad atroz, en nombre de fantasías de su corazón, hasta que de resultas, (Reyes2 18,36) "y enmudecieron el pueblo" ("vehejeríshu ha'ám") atónitos de dolor y miedo; y los fuertes comprenderán que todo el mundo se para (Shemot-Ex. 28,30) "delante de Hashém siempre" ("lifnéi Hashém tamíd") y reside en nosotros la causa desde la que la acción de mal y la catástrofe despiertan, (Shemot-Ex. 32,19) "y se encolerizó Moshéh" ("vaíjar Af moshéh") sobre nosotros, para despertarnos a la teshuváh, al retorno hacia lo profundo de la verdad, que modificará toda nuestra realidad para bien. Y será cuando abramos los ojos del alma y veamos, (Is. 55,7) "y retornará a Hashém, y tendrá (Hashém) piedad de él" ("vaiashúv El Hashém vairajaméhu") así todo hombre, y sobre quienes no retornen en este momento cúlmine cumplirá Hashém su promesa (Ez. 25,13) "y extenderé mi mano sobre Edóm" ("venatití iadí 'al Edóm"), (Ioel 3,3) "y en la tierra, sangre y fuego" ("uvaArets dám vaEsh"), pues desde dentro de la conciencia rectificada de Israel despertó y sale a luz el gran y terrible día de Hashém. (Nej. 13,2) "Y convertirá nuestro E-lokím la maldición en bendición" ("vaiahafój E-lokéinu haklaláh librajáh"), (Devarim-Deut. 1,4) "tras haber golpeado" ("Ajaréi hakotó") a todo lo que ya no podría saber retornar, y se apagó por la magnitud de su mal la chispa, y sus brasas están frías, no elevarán llama. Y se levantará el refugiado y con él todo tsadík, justo sagrado, de entre los pobladores del mundo, y dirá (Tehilim 16,7) "bendeciré a Hashém" ("Avaréj Et Hashém") con todo mi corazón, y rogará en nombre suyo propio y de todos a quienes ama (Tehilim 86,2) "porque hombre de Jesed soy, salva a tu siervo" ("ki jasíd Aní hoshé'a 'avdejá") y se esforzará en conducirse con Jesed-piedad-amor tal como dijo, (Crón.1 15,1) "y preparará un lugar para el tabernáculo del E-lokím" ("vaiájen makóm leArón haE-lokím") para ser él mismo templo y morada para Hashém.
Y los jefes de los clanes se ordenan y comprenden también "en sus nombres" ("bishmotám" = 782), porque reflejan en sus actos (Jer. 51,29) "los pensamientos de Hashém" ("majshavót Hashém") (Ez. 20,6) "para todas las tierras" ("lejól haAratsót"), y al modo del iétser hará' o instinto de mal que sirve transcendentalmente al máximo bien, también él ataca a lo más elevado, hasta que lo más elevado se torna digno de su posición, y lo hace como un vehículo que, en manos de su conductor, matará y destruirá para Hashém (Reyes1 11,32) "y en aras de Ierushaláim" ("ulemá'an Ierushaláim"); porque la sacralidad se eclipsa de Ierushaláim cuando no son sagrados quienes suben a ella, y tal como dijo Irmiáhu-Jeremías al destructor: harina ya molida has molido. Y el tikún-enmienda de Esáv también depende parcialmente de Israel, pues se le puede calificar a él de hambriento (tal como le dijo a Ia'akóv que él tiene mucho, abundante, pero nunca tanto como quisiera) de luz de verdad, y a mí me fue dicho (Is. 58,7) "acaso no repartes al hambriento tu pan" ("haló porés lara'év lajmejá"). Y una inflexión siquiera así de pequeña (apenas realizar actos de Jésed) en mi conducirme de acuerdo a lo (Nej. 2,18) "dijo a mí" ("Ashér Amár lí") y haré, el hecho mismo de que yo me preocupe por mi prójimo con mi propio peculio, comenzará a rectificar también la emoción y el pensamiento en mi interior, hasta que se revele desde dentro mío (Tehilim 147,14) "el que pone tu frontera de shalóm" ("hasám gvuléj shalóm"), (Bamidbar-Num. 6,26) "y pondrá para tí shalóm" por todo el tiempo del mundo, desde dentro de Ierushaláim la ciudad sagrada, (Cantar. 7,3) "cercada de rosas" ("sugáh beshoshaním").
Y he aquí el inicio de la lista de sus jefes: "jefe Timná', jefe Alváh, jefe Iétet" ("Alúf timná' Alúf 'alváh Alúf iétet" = 1832), porque todo quien retorna en teshuváh y se reunirá a solas ante Hashém para derramar su corazón, y rogará purificarse y elevarse sólo por caminos amables y con amor, retornará a sus hermanos con irAh (temor reverencial sublime) brillante en su rostro a decir (Reyes1 17,1) "vive Hashém E-lokím de Israel que me paré ante él" ("jái Hashém E-lokéi israEl Ashér 'amadti lefanáv") ; y la llama de su alma despertará a sus hermanos (Reyes2 23,3) "a erigir las palabras del pacto éste" ("lehakím Et divréi habrít hazóT"). Y dentro de los corazones tal como en el corazón del mundo, en las palmas mismas de vuestras manos, os habéis levantado (Crón.1 15,12) "y subisteis el tabernáculo de Hashém E-lokím de Israel" ("veha'alitém Et Arón Hashém E-lokéi israEl"), y eso será señal del fin de la esclavitud y el sojuzgamiento a las fuerzas oscuras, puesto que grabada ("jarút", igual que libertad, "jerút") está la palabra de E-lokím en el tabernáculo del corazón cual en el tabernáculo externo, con las piedras del pacto en su interior, que retorna al centro del Templo en Ierushaláim; y con gran alegría subirán, (Nej. 8,17) "y harán toda la congregación que retornan del cautiverio, sucót" (cabañas precarias como la de la fiesta de tishrei, "vaia'asú kól hakahál hashavím min hashévi sucót"): las mismas sucót que recibieron por prueba las otras naciones que pidieron Toráh para sí, y no superaron la prueba de la precariedad, de la provisoriedad, y reclamaron reinar sobre lo que sus manos no pueden controlar; ahora, que nos hemos hecho leves porque aceptamos sobre nootros la supervisión general y particular del Creador, que integramos concientemente la conexión perpetua entre la tierra y los cielos, ahora con fe completa nos sentaremos todos bajo la techumbre de la "sucáh" = 95 para coronar a "el rey" ("hamélej") sobre todo lo que hay, para que sea bien para nosotros y para cuanto se vincula con nosotros todos los días.
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