יום חמישי, 2 ביוני 2016

Bamidbár, aliah de viernes, Iesód en la semana

Bamidbár, aliah de viernes, Iesód en la semana. Bamidbar-Num. 3,42: "Y censó Moshéh, cual ordenó Hashém a él, a todo primogénito entre los hijos de Israel".
La supervisión individual del Creador se posa sobre cada una de sus creaturas. A la cabeza de los creados, se halla el hablante. Y dentro del conjunto de los hablantes, a modo de ministros de miles para alumbrar el camino hacia la enmienda del mundo, los hijos de Israel, los guardianes del pacto nupcial entre la creación y el Creador, que se realiza por sendas de Toráh. Y aún entre ellos, ya la tribu de Leví, ya los primogénitos (en sentido estricto: los consagrados por Hashém desde una circunstancia que les es connatural, y los tsadikím-justos jasidím-piadosos integran el conjunto posible), que conectan los mundos para bien del colectivo todo. Y a medida que subimos los peldaños de la responsabilidad por los demás, se van haciendo los individuos más y más preciados y queridos ante el Creador, puesto que quienes se hallan bajo su égida son bien guiados por ellos. "Y censó Moshéh, cual ordenó Hashém a él, a todo primogénito entre los hijos de Israel" -nuestro verso completo, con valor 2884-, pues cada uno es conocido e identificado ante el rey, incluso entre los miles y multitudes de sus milicias: [Sam.2 11,6] "Y enviará (decir) David a Ioáv: envíame a Uriáh el jitita; y enviará Ioáv a Uriáh a David". Pues todos los caminos del mundo actúan de acuerdo a fundamentos e impronta similares a lo ancho de toda la creación: cada acción que cometas engendrará infinitas derivaciones por todo el tiempo del mundo, cada palabra que extraigas de tu boca rodará hasta que no sabrás qué parirá en su día, [Is. 48,19] "y será como la arena tu descendencia, y los descendientes de tus entrañas como sus granos; no se extirpará y no se extinguirá su nombre de ante mí" sino que cada quien, en su singularidad propia, hace lo que nadie hará sino él, y engendra tras él, y el corazón de los padres sobre los hijos, y el corazón de los hijos sobre sus padres. Por tanto, [Jer. 10,1] "atended a la palabra que habló Hashém sobre vosotros, casa de Israel": cual en la cualidad del Iesód-fundamento (la conciencia de que todas las fuerzas están listas para llevar el tikún-enmienda y el endulzamiento a la acción) rectificada, balanceará el hombre el Jésed-piedad que hay en él con su Guevuráh-fuerza (rigor, disciplina) y endulzará sus juicios con misericordia, y la cualidad de Nétsaj-victoria (y conducción, perpetuación) de él se combinará en masa única con el Hód-reverberación (capacidad de gratitud, de reconocimiento, de hacernos eco de), y se manifestará en altivez imponente en su aferrarse a la verdad, así como en preferir siempre ser el ofendido que no se ofende, y jamás el ofensor; y resultará en una actitud de humildad perfecta ante el shalóm que ves para hacer, ante todo. [Ez. 3,12] "Y me izará el viento, y oiré tras mí una voz de gran ruido: bendito el Honor de Hashém desde su sitio". Y la agradabilidad de Hashém y su honor-kavód se posan sobre nosotros; y la acción de nuestras manos nos ensambla, diseña, erige; y la acción de nuestras manos, ese ir constituyéndonos por medio de nuestras acciones, dá óz-vigor a E-lokím: abre y ensancha los conductos que prolongan de su luz sobre nosotros.

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